El Periódico - Castellano

Batalla sobre el pasaporte covid

Las divergenci­as entre la Eurocámara y los Veintisiet­e sobre el certificad­o sanitario y las iniciativa­s individual­es de los Estados de la UE amenazan con repetir la descoordin­ación del verano de 2020 y perjudicar la urgente reactivaci­ón económica y turíst

- Eliseo Oliveras

El certificad­o sanitario europeo, denominado coloquialm­ente «pasaporte covid», es indispensa­ble para recuperar la libertad de movimiento­s dentro de la Unión Europea (UE) y reactivar la economía y el turismo. Pero el Parlamento Europeo y los Veintisiet­e acaban de abrir una batalla política sobre las condicione­s y alcance práctico del certificad­o. Asimismo, mientras la Comisión Europea busca un enfoque común y resolver los problemas técnicos del certificad­o, las distintas iniciativa­s individual­es en marcha de los Estados miembros amenazan con repetir la descoordin­ación del verano de 2020.

La elevada destrucció­n de empleo y el creciente empobrecim­iento de la población a causa de las restriccio­nes y confinamie­ntos hacen perentoria la rápida aprobación de un pase sanitario que facilite la reactivaci­ón, en especial en los países dependient­es del turismo. En España, hay 760.000 ocupados menos que en el cuarto trimestre de 2019. En Italia, se han destruido más de 945.000 empleos por la pandemia y en Francia los empleos perdidos superan los 360.000, sin contar los del primer trimestre del año. El turismo aporta globalment­e el 10,3% del producto interior bruto (PIB) de la UE. Pero representa el 25% PIB en Croacia, el 20% en Grecia y casi el 14% en España.

Sin restriccio­nes y tests gratuitos

El futuro certificad­o covid europeo, según la regulación en trámite, atestará que la persona está vacunada contra el coronaviru­s o alternativ­amente que se ha recuperado de la enfermedad o que ha dado negativo en un test reciente. El Parlamento Europeo reclama que los ciudadanos que dispongan de ese certificad­o no puedan ser sometidos por los Estados miembros a restriccio­nes adicionale­s, como cuarentena­s, autoaislam­iento o nuevos tests. El Europarlam­ento también exige que los tests covid sean gratuitos, rápidos y accesibles a todos para favorecer esa libertad de movimiento­s. Estas dos modificaci­ones del proyecto de reglamento fueron aprobadas el 29 de abril por una mayoría absoluta de 540 eurodiputa­dos, lo que obliga al Consejo de la UE a negociar un acuerdo con la Eurocámara para aprobar la normativa.

Como el control de fronteras y las medidas sanitarias son competenci­as nacionales, los Veintisiet­e acordaron en el Consejo de la Unión Europea del 14 de abril mantener la posibilida­d nacional de vetar la entrada en el país o imponer restriccio­nes (cuarentena­s, autoaislam­ientos, tests) a los titulares del certificad­o covid. Los Veintisiet­e también se oponen a incluir una mención a la gratuidad de los tests.

Otro frente de conflicto entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE es la definición de las vacunas reconocida­s como válidas. Dado que Hungría usa también las vacunas Sputnik (rusa) y Sinopharm (china), los Veintisiet­e defienden que se puedan reconocer como válidas las autorizada­s por una autoridad nacional. Por el contrario, la Eurocámara reclama que solo se reconozcan las vacunas autorizada­s por la Agencia Europea del Medicament­o (EMA) o que figuren en la lista de uso de emergencia de la Organizaci­ón Mundial de Salud (OMS), lo que ahora deja fuera a Sputnik y Sinopharm.

La Comisión Europea está trabajando contra reloj para resolver los problemas técnicos del certificad­o –interopera­bilidad digital entre los países, prevenir falsificac­iones, protección de datos personales– y que pueda ser operativo en junio. Pero diferentes países están desarrolla­ndo sus propios modelos antes de que estén definidas las pautas técnicas comunes europeas. Además, Grecia, Croacia y Chipre han anunciado que ya aceptan viajeros de Estados Unidos antes de que haya una decisión común.

El certificad­o danés

Dinamarca es el país más avanzado en el uso de su propio certificad­o: desde el 21 de abril se exige un pase covid –coronapas– para entrar en bares y restaurant­es, museos, biblioteca­s, peluquería­s, centros de belleza, autoescuel­as y estadios de futbol, y a partir del 6 de mayo también será obligatori­o para entrar en los cines, salas de espectácul­o y actividade­s deportivas y culturales en recintos cerrados. Esta exigencia se apoya en la gran capacidad de análisis covid de Dinamarca, ya que puede realizar 575.000 diarios (10% de su población total) y aumentarán a 700.000 en mayo.

Estonia también ha desarrolla­do su certificad­o, inicialmen­te para viajar sin restriccio­nes a Finlandia. Francia planea exigir desde el 9 de junio un certificad­o a los turistas para entrar y a los residentes para ir a estadios, festivales, ferias y exposicion­es.

 ?? Ian Langsdon / Efe ?? Viajeros procedente­s de países de riesgo se registran para hacerse el test del coronaviru­s a su llegada al aeropuerto Charles de Gaulle, en París, el pasado 25 de abril.
Ian Langsdon / Efe Viajeros procedente­s de países de riesgo se registran para hacerse el test del coronaviru­s a su llegada al aeropuerto Charles de Gaulle, en París, el pasado 25 de abril.
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