Un tiro en el pie
Han pasado ya 11 semanas desde que votamos el 14-F y, como dice el dicho, el més calent és a l’aigüera por lo que respecta a la formación de un nuevo Govern.
Con motivo del encuentro en la prisión de Lledoners entre los máximos dirigentes de las formaciones independentistas que están llamadas a gobernar, en el Telenotícies apareció un cartel informativo donde se leía: «Acercan posiciones». Fantástico. Increíble. Mientras, los gurús de Junts per Catalunya –los menos predispuestos a formar un Govern ya– nos dicen que para lograr un buen acuerdo hace falta tiempo y dedicación; que no saben a qué viene tanta prisa, porque los acuerdos de coalición tardan meses en lograrse en la mayoría de las democracias europeas, y que no sería el fin del mundo si se tuvieran que repetir las elecciones.
No, sería el fin de unos cuantos centenares o miles de empresas más como consecuencia de la crisis económica producida por la pandemia. Cada vez veo más claro que si Catalunya no logra algún día la independencia no será, entre otras cosas, por culpa de la represión del Estado –la real y la imaginaria–, sino por la incompetencia de buena parte o de la mayoría de sus actuales líderes políticos que, en lugar de gobernar, parecen más aficionados a dedicarse al tan patriótico deporte de tirarse tantos tiros en el pie que al final no podrán ni andar.
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