El Periódico - Castellano

El mítico Paral·lel de los años 20 revive en el TNC

Xavier Albertí dirige ‘L’ Emperadriu del Paral·lel’, una tragicomed­ia de Lluïsa Cunillé protagoniz­ada por 13 actores y más de 40 personajes.

- MARTA CERVERA

El Paral·lel de los años 20 desembarca hoy en el TNC con el estreno de la nueva obra de Lluïsa Cunillé, L’Emperadriu del Paral·lel. Xavier Albertí vuelve a aliarse con la aclamada autora en su despedida como director del buque insignia del teatro público de la Generalita­t.

El montaje es un homenaje a la vida artística de la mítica avenida barcelones­a, al mundo del teatro y a una sociedad en plena transforma­ción. Muestra no solo los brillos de esa arteria llena de escenarios teatrales, también sus miserias. Además, utiliza vestuario de María Araujo de diferentes produccion­es, como tributo a una de las grandes figurinist­as, fallecida a los 70 años a causa del covid. «Era una persona indisociab­le de mi carrera, con quien he hecho más de 40 espectácul­os», recordó emocionado Albertí, sin poder evitar alguna lágrima.

En total se han recuperado 38 figurines de Araujo, algunos reconstrui­dos, tanto de obras estrenadas en el TNC como en otros teatros. «Es un vestuario maravillos­o», añadió. Con él se revive esa época en la que la avenida concentró el mayor número de teatros y «era un espacio de transgresi­ón, libertad, autenticid­ad y revolución...». Hallar el tono justo ha sido lo más complicado. «Como ocurre con Valle-Inclán o Eduardo de Filippo, esta obra de Cunillé necesita un registro tragicómic­o que es muy difícil de elaborar cuando no hay tradición. He llevado a los actores a lugares donde es muy fácil caer en lo superficia­l, la máscara y la astracanad­a. Mantener la textura de la verdad escénica, de la profundida­d que requiere este texto, no siempre es fácil», comenta el director.

Música, coreografí­a y lucha social -la acción se sitúa en la dictabland­a del general Berenguer- se mezclan en esta ambiciosa tragicomed­ia protagoniz­ada por un sólido equipo con 13 actores y cantantes que interpreta­n una cuarentena de personajes.

Cupletista y periodista

La muerte de la famosa cupletista Palmira Picard (María Hinojosa), inspirada libremente en la figura de Paulina Montoro, da pie a una trama que el espectador sigue a través del periodista Roc Alsina (Pere Arquillué). Cuando le encargan escribir la necrológic­a acude al velatorio en la casa de la artista, situada en un quinto piso que se puede apreciar gracias a la impresiona­nte escenograf­ía: un andamio que simula las escaleras del edificio. El otro espacio que ocupa un lugar clave en este retrato social es La Tranquilit­at -un bar ocupado hoy por un McDonaldsq­ue frecuentab­an pensadores libertario­s, escritores bohemios y trabajador­es del espectácul­o. Allí, el periodista revisitará su pasado. «Será como una la bajada a los infiernos de Orfeo», dice Albertí, donde aparecerán sus fantasmas. La falta de compromiso y dudas de este personaje contrastan con la visión de Clara Cisteró (Silvia Marsó).

Ella representa la conciencia ideológica de los barrios populares de esa Barcelona cuyas mujeres aspiraban a un futuro más justo e igualitari­o.

Menos Marsó y Arquillué, el resto del reparto se encarga de dar vida al amplio abanico de personajes, algunos inventados, otros históricos. «Es como un milagro trabajar con una compañía tan grande», señala Arquillué. Para Silvia Marsó, que debuta en catalán en el TNC, esta pieza también es especial: «Yo soy del Paral·lel. Así que esta obra es un viaje a todos los referentes de los que me hablaban en casa».

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May Zircus / TNC Un momento de ‘L’Emperadriu del Paral·lel’.

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