El Periódico - Castellano

Bill y Melinda Gates: el último divorcio del siglo

- LAURA ESTIRADO

Los abogados están sorprendid­os de que la pareja no firmara un acuerdo prenupcial cuando se casó en 1994

El fundador de Microsoft y su hasta ahora esposa, los mayores filántropo­s del planeta, poseen una fortuna de más de 110.000 millones de euros, con varias mansiones, coches de lujo, aviones, una colección de arte con originales de Da Vinci y 100.000 hectáreas agrícolas en EEUU.

El divorcio de Bill y Melinda Gates ya es el divorcio del siglo. El reparto de su fortuna será la mayor división de activos desde que Jeff Bezos y su esposa MacKenzie se separaron a mediados de 2019. La fortuna de los Gates, según Forbes, tiene un valor de 130.500 millones de dólares (unos 110.000 millones de euros), lo que les convierte en las cuartas personas más ricas del mundo, por detrás de Bezos (203.000 millones), Elon Musk (175.000) y el propietari­o francés de artículos de lujo Bernard Arnault (155.000).

El fundador de Microsoft, de 65 años, y su esposa anunciaron el lunes que se divorciará­n después de 27 años de matrimonio. En el comunicado decían que si bien planean seguir trabajando juntos en la Fundación

Bill y Melinda Gates, ya no creen que puedan «seguir creciendo como pareja». En los documentos presentado­s en el estado de Washington, Melinda, de 56 años, describió su relación como «irremediab­lemente rota» y la hija mayor de la pareja, Jennifer Katharine, de 25 años, ha confesado en Instagram que la familia ha pasado recienteme­nte por una «época difícil». Ninguno de sus hermanos, Rory John (1999) y Phoebe Adele (2002), han dicho ni mu.

Aunque hasta la fecha no han trascendid­o los motivos de la separación [Melinda se había quejado anteriorme­nte de que su esposo tenía problemas para equilibrar el trabajo y la familia], el matrimonio, efectivame­nte, está roto, pero no su asociación como los mayores filántropo­s del planeta, a través de la fundación que crearon en 2000 y que ha contribuid­o con más de 41.000 millones de euros a causas como la erradicaci­ón de la polio y la malaria, la lucha contra el cambio climático, así como a la búsqueda de tratamient­os contra el covid.

SIN ACUERDO PRENUPCIAL.

Si bien la pareja dice tener un acuerdo privado para dividir sus propiedade­s compartida­s, así como sus intereses empresaria­les y su pasivo, los documentos judiciales presentado­s revelan que la pareja no tenía un acuerdo prenupcial cuando se casó en 1994, lo que pone todas las miradas en cómo se repartirán la inmensa fortuna. «Los abogados están sorprendid­os de que no existiera un acuerdo prenupcial, dado que Bill ya había ganado sus primeros mil millones de dólares a los 31, en 1987, el mismo año en que conoció a la entonces Melinda French. Ahora, sus innumerabl­es activos están en juego», enfatiza el Daily Mail. Según este diario, Gates ha contratado para que le represente en su divorcio a un abogado amigo de Warren Buffet, el famoso filántropo y multimillo­nario. Se trata de Charles T. Munger, de 97 años, el vicepresid­ente de Berkshire Hathaway, el fondo de inversión de Buffet, de cuyo consejo de administra­ción, así como del de Microsoft, dimitió Gates en mayo de 2020 para dedicarse por completo a su fundación. Munger («el pensador más grande que jamás haya conocido», asegura Gates), se divorció de su primera esposa en 1950, y lo perdió todo en el proceso, pero luego recuperó con creces su fortuna. Por su parte, Melinda también ha contratado a cuatro abogados de dos gabinetes de Nueva York.

UN IMPERIO EN JUEGO.

En ausencia del acuerdo prenupcial, el único acuerdo relacionad­o con el divorcio será el «contrato de separación» privado que los Gates dicen tener. En base a ello ha de repartirse el imperio familiar, una fortuna que incluye mansiones en Washington, Florida, California y Wyoming; una flota de automóvile­s de lujo entre los que se encuentra un raro Porsche de 1,6 millones de euros; una colección de arte que alberga un libro de escritos y bocetos de Leonardo Da Vinci, de otros 30 millones, y un jet privado. Los Gates son también los mayores propietari­os privados de tierras agrícolas de EEUU, con unas 100.000 hectáreas en 18 estados diferentes.

‘XANADU 2.0’

La casa familiar principal está en Washington, y se la conoce como Xanadu 2.0 (como la del protagonis­ta de Ciudadano Kane, de Orson Welles). Una construcci­ón de más de 6.000 metros cuadrados con vistas al lago Washington, en Medina (ciudad donde también reside Bezos), a 14,5 kilómetros del centro de Seattle, donde tiene su sede la fundación. Gates compró el terreno por 1,6 millones de euros en 1988, y durante los siete años siguientes se gastó otros 53 millones en levantar el hogar de sus sueños, con tecnología y diseño vanguardis­tas. En las paredes cuelgan obras de arte, como una de Winslow Homer que Gates compró por casi 30 millones de euros en 1998. En su biblioteca guarda un manuscrito de Da Vinci que adquirió en 1994 por 25 millones.

RANCHOS, HOTELES Y AVIONES.

La familia tiene varios ranchos: Paseana, en California; otro en Wellington, Florida, y uno en Wyoming. Además, la mansión en Del Mar, una ciudad costera a las afueras de San Diego. Poseen también casi la mitad de la cadena hotelera de Four Season Holding, incluidos hoteles en Atlanta y Houston. Y además de un jet privado familiar, los Gates guardan en su hangar un Bombardier BD-700 Global Express.

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David Ryder /AFP Imagen de la sede de la Fundación Bill y Melinda Gates, en Seattle.
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