El Periódico - Castellano

El Madrid no da para más y claudica ante el Chelsea

El equipo de Zidane, extenuado, resistió con vida más de lo esperable con una alineación extraña del técnico francés, pero no estará en la final tras los goles de Werner y Mount.

- ALEJANDRO GARCÍA

Como un honorable guerrero de los primeros años de la historia documentad­a, que después de infinidad de batallas y muchas victorias se resiste a morir de otra forma que no sea luchando y de pie, el Madrid llegó a los últimos minutos de la eliminator­ia ante el Chelsea aún con vida, pero no estará en la final de la Champions con justicia.

El equipo de Zidane mostró una inferiorid­ad física manifiesta, y fue exagerada la cantidad y la claridad de las ocasiones que desperdici­ó el equipo inglés, que se agarró a su defensa infranquea­ble para ganar a los puntos, sin noquear al Madrid hasta el gol de Mount.

Guardiola espera en la final de Estambul, el 29 de mayo, al frente de un Manchester City temible que este fin de semana, el sábado, puede ser campeón de la Premier League ante el propio Chelsea.

Equipo exhausto

Ya dejó entrever Zidane en la previa que era el momento de ir con todo, de no guardar nada y arriesgar todo. Así las cosas, al francés no le dolieron prendas a la hora de disponer un once con tanta experienci­a y jerarquía como cogida con alfileres físicament­e, con tres jugadores recién salidos de lesión, y alguno más al borde de la extenuació­n, pero con todos los nombres ilustres: desde Sergio Ramos hasta Hazard. Ninguno de los dos exhibió su mejor versión, tampoco un Mendy mermado, que no apareció en el campo rival.

Otra cuestión fue el sistema. Mucho se había conjeturad­o sobre qué elegiría Zidane, pero el francés encontró una vuelta de tuerca más para disponer el sistema con tres centrales a los futbolista­s que serían ideales para jugar con una línea de cuatro defensas y tres ata

Sergio Ramos fue titular y, como Hazard, demostró no estar cerca de su mejor nivel

cantes. La trampa fue Vinicius como carrilero derecho, en una posición inédita en la que se encontró con problemas y su aportación en ataque, como la de todos salvo Benzema, fue mediocre.

Posesión contra robos

El equipo de Zidane empezó intentando conservar la posesión, con la idea de elaborar poco a poco, de ganar metros a base de combinacio­nes y estar protegido con el balón. Enfrente se encontró un Chelsea apostado en busca de robos de balón sobre los que construir ataques rápidos y letales. Así fue como tuvo un par de tentativas iniciales, la mejor un gol anulado por fuera de juego en una torpeza de Werner.

A la siguiente no perdonó el alemán, que solo tuvo que rematar sobre la línea de gol el rechace del larguero a una vaselina de Havertz sobre Courtois en una contra con clara superiorid­ad inglesa tras la intervenci­ón de un inconmensu­rable Kanté.

El equipo de Zidane había crecido algo, con posesiones largas que le mantenían protegido. Incluso Benzema, en la jugada precedente al gol del Chelsea, había generado la mejor ocasión madridista con un buen disparo lejano. Como en la ida, el delantero francés tenía el monopolio de peligro madridista y, poco después, sacó casi de la nada un cabezazo ante el que tuvo que volver a intervenir Mendy. Parecía el guion de la ida, pero las ocasiones aisladas del Madrid no entraron.

La intensidad en la presión del Chelsea no dejaba cabida para más, el Madrid tenía que jugar permanente­mente de espaldas a la portería rival y la seguridad defensiva era un recuerdo de otros días mejores.

Tras el descanso nada cambió desde el banquillo de Zidane. Sobre el césped, el Chelsea acumuló llegadas y ocasiones como para haber goleado: un cabezazo de Havertz al larguero, un mano a mano que el alemán falló, otro de Kanté, contragolp­es, centros al área… Todo ante un Courtois imperial y un Madrid desapareci­do, sin el control del balón, que estuvo con la cabeza debajo de la guillotina. Los cambios de Zidane no implicaron nada nuevo, con Valverde y Asensio como carrileros.

No estará exento de críticas el planteamie­nto de Zidane y su gestión del equipo el último día, pero el francés ha pospuesto más de lo razonable lo inevitable. El Madrid era un equipo extenuado al que no le dio para más.

El Chelsea tuvo ocasiones como para haber goleado a un Madrid exhausto

 ?? Glyn Kirk / AFP ?? Sergio Ramos, apesadumbr­ado tras el segundo gol del Chelsea que certificab­a la eliminació­n del Madrid.
Glyn Kirk / AFP Sergio Ramos, apesadumbr­ado tras el segundo gol del Chelsea que certificab­a la eliminació­n del Madrid.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain