El Periódico - Castellano

Ayusismo pop

¿Recuerdan aquel ‘el món ens mira?’ Pues ya tenemos versión madrileña

- CONTEXTO OLGA RUIZ Olga Ruiz es periodista

Es una diva, un icono, una nueva estrella pop que ha llegado para quedarse. Díaz Ayuso ha convertido la política madrileña en un show de autor cuya única estrella es ella. Ella y sus ocurrencia­s. Ella y sus lemas. Ella y la libertad. Ella... y sus 65 escaños. No cabe nadie más. Casado se convirtió anoche en la estrella invitada de la flamante presidenta por mucho que intentara anotar el éxito al partido. Pero, ¿a qué partido se refiere Casado? ¿Al del viaje al centro, al que coquetea con la extrema derecha o al que pierde elecciones? Da igual, ninguno de ellos tiene nada que ver con el ayusismo y eso puede ocasionarl­e a medio plazo más de un quebradero de cabeza. Casado quería que Ayuso ganara, sí, pero no tanto.

El ayusismo es una letra pegadiza, un hit que se te mete en la cabeza y acabas repitiendo casi por inercia hasta hacerlo tuyo, es «la vida a la madrileña», el «libertad o comunismo» o el «Madrid y los ex». Las caras a de un vinilo. Es una anécdota elevada a categoría de principio político, pero funciona porque las cañas en la terraza sustituyer­on cualquier crítica posible a su gestión; su estrategia era encadenar una

boutade tras otra provocando como solo ella sabe: a la madrileña. Ayuso es la casquería de la política, las vísceras, la lengua, las entrañas y por supuesto los callos… también a la madrileña.

Pero si hay algo que representa por encima de todo el ayusismo es un nacionalis­mo madrileño absolutame­nte desacomple­jado. Mientras en el resto de España se cuestiona el madridcent­rismo informativ­o, político o incluso climatológ­ico (quién no recuerda el empacho de Filomena), ella se llena de Madrid y con esa hinchazón nacionalis­ta se presenta ante un público ávido de proclamas como las de la noche del domingo, en las que les hizo vibrar con su «España empieza en Madrid» o «Madrid es España porque aquí viene lo mejor de cada rincón». Incluso se atrevió a situar Madrid en el centro del mundo: «Los rincones del mundo nos miran con tanta ilusión porque la libertad ha triunfado». ¿Recuerdan aquel «‘el món ens mira’» del independen­tismo catalán? Pues ya tenemos versión madrileña. Soflamas nacionalis­tas que son bienvenida­s porque una cosa es el simpático nacionalis­mo madrileño y otra muy distinta, el nacionalis­mo catalán o el vasco. Díaz Ayuso reafirma a los madrileños en una creencia que siempre les ha acompañado por mucha perplejida­d que nos cause al resto.

El ayusismo pop es una tendencia más que una moda pasajera, un producto comercial quizá, carente de la erudición teórica de la izquierda de este país, pero mucho más exitosa. La izquierda madrileña debería empezar a plantearse una forma más efectiva de interpelar a su electorado en lugar de marearlo. Se busca una líder, una política directa capaz de conectar con esos madrileños que hoy no entienden los resultados electorale­s. Iglesias anuncia que deja la política, Gabilondo no puede ser ni siquiera el presente del PSM. Solo se salva Mónica García, en todos los sentidos.

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