No merecen esta Liga, no
Usted es el presidente del Barça; bueno, vale, no, el entrenador, que, tal vez, le apetezca más; vale, ni eso, le dejo que piense que es Leo Messi y que, estando aún cabreado porque tan solo hace seis días que ha enviado el burofax en el que le anuncia al Barça que se va, aquel 31 de agosto, día del sorteo del calendario de Liga 2020-21, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, alguien, una vez concluida toda la ceremonia, se acerca a usted y le dice: «Que lo sepas, si el 29 de abril ganas al Granada en el Camp Nou, eres líder y si el 8 de mayo, también en el Estadi, ganas al Atlético de Madrid, te proclamas campeón».
¿Qué hubiese pensado usted, presidente, entrenador, Leo? Que estaba chupao. Vale, pues el Barça, después de toda la travesía del desierto que ha protagonizado, ha jugado esos dos partidos para ser líder y campeón y no los ha ganado. Bueno, es que uno lo perdió haciendo uno de los 128 partidos más lamentables de su historia y el otro, el de ayer tarde, ni lo compitió, ni peleó, ni jugó para ganarlo, ni quiso, ni pudo, ni nada de nada.
Y eso que usted, presidente, entrenador, perdone, que hemos quedado que usted era Leo, organiza un asado prohibido (nadie, nadie, nadie, en la Ciudad Deportiva Joan Gamper sabía de su existencia porque los jugadores no se lo contaron a nadie para que no se lo prohibiesen, así son ellos de poderosos) en su casa de Castelldefels, que concluye con el cántico de ¡campeones, campeones! (no sé a quién se referían, la verdad) y, luego, salen al campo y no hacen nada de nada. Bueno, sí, aquel tiro de Messi (perdón, suyo, suyo, de usted) en el minuto 40, que detiene Oblak y el cabezazo alto ¡que era gol! de Dembéle, en el 84.
Me dicen que Xavi Hernández ya está haciendo las maletas. Me cuentan que Gerard Piqué, que tiene al mismo representante que el entrenador del Al Sadd, aprieta de lo lindo. Y es que si tú eres Ronald Koeman y crees que el Sevilla te va a regalar la Liga ganando hoy en Valdebebas y, luego, el Athletic le ganará al Pupas en San Mamés, es que no mereces ser campeón.
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