El Periódico - Castellano

El Madrid también falla con lío

El equipo de Zidane no pasó del empate ante el Sevilla, gracias a un gol en el tiempo añadido, después de que el VAR anulara un penalti a favor de los blancos para señalar la pena máxima con la que Rakitic adelantó a los andaluces.

- ALEJANDRO GARCÍA

Después de muchas idas y venidas, tenía el Madrid la posibilida­d de ponerse líder de una Liga que el empate entre Barça y Atlético le dejó en bandeja, pero no lo consiguió. No pasó del empate, después de un lío monumental ante el Sevilla, ante el que empató en el tiempo añadido tras una polémica que abrió la puerta a la locura (2-2).

Llegó el equipo de Zidane al último cuarto de hora con un empate que no le valía, recién conseguido. Entonces llegó el lío. Todo empezó con un ataque masivo de los de Lopetegui, con tantos efectivos que la jugada terminó en un contragolp­e clarísimo del Madrid en el que Bono derribó a Benzema para evitar el gol. El árbitro pitó penalti para el equipo de Zidane, pero apareció el VAR para volver al ataque sevillista y revisar una mano de Militao, una de esas que siembran la polémica entre las erráticas decisiones arbitrales.

Dominio sevillista

El penalti cambió de área y Rakitic marcó para sepultar las esperanzas ligueras del Madrid. Eso parecía, pero los hombres de Zidane no se rindieron y Kroos, ya en el tiempo añadido, intentó un disparo que desvió Hazard para conseguir un empate que deja con vida al Madrid, a dos puntos de un Atlético que vuelve a depender de sí mismo para ser campeón.

El Madrid empezó encerrado en su campo entre un dominio absoluto del rival, sin capacidad para presionar, ni para robar balones. La única opción madridista era correr a los espacios y darle vidilla a un Benzema que, a los diez minutos, ya demostró que sigue pletórico con un gol anulado por fuera de juego. El delantero francés es el que aporta toda la clarividen­cia en los ataques madridista­s, creador y ejecutor a la vez del peligro del conjunto blanco.

Cuando el equipo de Lopetegui bajó la intensidad y el Madrid empezó a respirar, entonces llegó el gol de Fernando en un centro defendido con pasividad por la defensa blanca.

Empujado por la necesidad, más que acompañado por las piernas, el Madrid se fue arriba y se encomendó a Benzema, aunque era el mejor centrocamp­ista de su equipo y también el único delantero capaz de marcar.

Tras el descanso fue el equipo de Zidane el que tuvo el dominio territoria­l. Durante muchos minutos, hasta más allá de la hora de partido, el Madrid fue una constante frustració­n en la búsqueda de un gol, aunque tenía el monopolio del balón. Fue así hasta la primera aparición sevillista en ataque, una ocasión que desencaden­ó un intercambi­o de golpes en el que el Madrid encontró el camino al peligro y se desató la locura.

Tuvo Vinicius una de esas ocasiones que parece imposible que se puedan fallar, tras una maravillos­a y aislada combinació­n entre Modric y Kroos, pero fue el preámbulo del gol de Asensio, el premio a un Madrid sin capacidad para derribar muros, aunque siempre apostado para aprovechar cuando el enemigo baja las defensas de las puertas.

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Ballestero­s / Efe Militao golpea el balón con la mano tras saltar con Diego Carlos, ayer en Madrid.

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