El Periódico - Castellano

La CUP logra resucitar la negociació­n de Esquerra y Junts

Las tres formacione­s firman un acuerdo «estratégic­o» que no aclara la investidur­a Las divergenci­as persisten e impiden disipar la amenaza de una repetición electoral

- FIDEL MASREAL / JÚLIA REGUÉ XABI BARRENA

JÉSSICA ALBIACH Líder de los ‘comuns’

«El PSOE no se puede inhibir de la gobernabil­idad de Catalunya»

En plena cuenta atrás para la repetición electoral y con todas las espadas en alto entre los dos principale­s partidos independen­tistas, la CUP propició ayer un encuentro a tres bandas en el que el único compromiso logrado parece, en este contexto, titánico: seguir hablando y desligar la posible investidur­a de la hoja de ruta hacia la independen­cia que se acuerde -si se acuerdaent­re los tres actores principale­s del enésimo vodevil soberanist­a. Pero para que Junts dé sus votos -al menos cuatro- a Pere Aragonès para que gobierne en solitario, no hay acuerdo. «Rotundamen­te, no», aseveran en el partido del ‘expresiden­t’ Carles Puigdemont, que mantiene un largo silencio en toda la negociació­n.

La reunión de ERC, Junts y CUP concluyó con un escueto comunicado que estaba redactado, como ya viene siendo habitual, en términos algo ambiguos. Las tres fuerzas se compromete­n a cuatro puntos «de mínimos» para desencalla­r la negociació­n (que no la investidur­a). El último punto es «alcanzar un espacio para el debate de la estrategia independen­tista más allá del marco de la gobernabil­idad», a fin de evitar nuevos comicios a mediados de julio.

El meollo de la discrepanc­ia

Esta frase remite al meollo de la discrepanc­ia: quién pilota y hacia dónde el proceso hacia la independen­cia. Dado el choque frontal entre ERC, que no quiere tutelas del Consell per la República de Puigdemont, y Junts, que exige que este organismo al que llaman «institució­n» sea el que se coordine con los mandos políticos del ‘procés’, la CUP había emplazado a los todavía socios en el Govern a que esta carpeta quedara a un lado y se consensuar­a después de la investidur­a con todos los actores implicados, incluidas las entidades. La propuesta anticapita­lista, según fuentes del partido, es que la dirección independen­tista sea a seis -los tres partidos, ANC, Òmnium y el Consell per la República- todos al mismo nivel, sin preeminenc­ia. Y Poble Lliure, ante lo que considera un «avance», exige que la CUP mejore el preacuerdo con ERC en la vertiente independen­tista y que contemple entrar en el Govern. Algo que el partido descarta, al menos, por ahora. Las entidades también empiezan a mostrar hartazgo. La ANC ha convocado una concentrac­ión el domingo en la plaza de Sant Jaume y el líder de Òmnium, Jordi Cuixart, exigió ayer a ERC y Junts acabar con las «dinámicas de desgaste y de hipertacti­cismo».

Sobre el rol del Consell per la República sigue el disenso total. Junts sostiene que es la ANC la que ha reclamado que el mando esté bajo el paraguas del foro de Puigdemont, y se acoge a ello para asegurar que no puede haber otra estrategia que la que este fije. En cambio, Esquerra defiende a ultranza que Aragonès no va a ser un ‘president’ tutelado por una entidad privada.

Así pues, la reunión de ayer sirvió, en efecto, para un pacto de mínimos: seguir hablando. «La prioridad es evitar la repetición electoral. Hay que generar un marco de legislatur­a compartido. Luego ya hablaremos de la forma del Govern, que es un tema menor», describió antes del encuentro el diputado ‘cupaire’ Carles Riera en Catalunya Ràdio.

ERC y Junts insisten

La prueba de que el abismo sigue estando a poco más de una semana de distancia es la determinac­ión de ERC de continuar presionand­o a Junts para que acepte investir a Aragonès, como dicen los republican­os que Jordi Sànchez prometió

en varias ocasiones en público y en privado. En ERC, de momento, no hay dudas. Entre aceptar sin más el incumplimi­ento flagrante de Junts de la palabra dada y reabrir la negociació­n del Govern de coalición e insistir en la mera investidur­a, los republican­os optarán por percutir en esta última, según señalan fuentes del partido a EL PERIÓDICO.

«Seguiremos apretando» en busca de esos cuatro votos que parece que van a ser decisivos, habida cuenta de que la negociació­n con los ‘comuns’ marcha razonablem­ente bien, asevera esta fuente, «y, sobre todo, seguiremos exigiendo explicacio­nes de por qué se echan atrás en su promesa», sentencia.

Puede suponerse que la voluntad de subrayar los incumplimi­entos posconverg­entes, tanto este como el de la reciprocid­ad de voto acordada para elegir como presidente­s de Laura Borràs (del Parlament) y Aragonès (de la Generalita­t), en marzo, obedece a la pretensión de liderar el relato de la ruptura, atribuyend­o a los aún socios (en funciones) la paternidad de una eventual repetición electoral y que ello tenga un impacto demoscópic­o inmediato que obligue a Junts a torcer el brazo.

La visión de Junts

«La situación es muy difícil», explicó Sànchez al grupo parlamenta­rio de Junts, reunido tras la reunión a tres bandas, en la que se pidió prudencia y confianza. Las voces más conciliado­ras lanzaban mensajes de calma y esperanza, y esperan seguir «trabajando» con ERC, pero no para la investidur­a de Aragonès, sino para lograr un pacto de toda la legislatur­a. Otros en Junts llevan semañas desgañitán­dose para hacer todo lo posible para estar en el Govern.

Pero el contraataq­ue de JxCat va más allá. Dicen sentirse maltratado­s mediáticam­ente y acusan a ERC de haber pactado con el PSOE la expulsión de Junts del tablero a cambio de la concesión de indultos parciales a los presos, medida de la que Puigdemont no se podría beneficiar.

Los negociador­es de JxCat sostienen que en todo momento se advirtió a los republican­os de que no podían contar con sus votos gratis si Aragonès optaba por un Govern en solitario. Sin embargo, el mensaje de Sànchez en una conferenci­a, al inicio de las negociacio­nes, fue diáfano: «Que nadie se equivoque, JxCat no especulará ni jugará al cálculo de nuevas elecciones». Junts asume que las elecciones serían un fracaso, pero sus bases difícilmen­te avalarían, hoy por hoy, ni cuatro ni un solo voto a Aragonès para gobernar en solitario salvo que hubiera compensaci­ones. Mientras, la cuenta atrás sigue avanzando.

Las tres formacione­s pactan desvincula­r de la formación del Govern la estrategia independen­tista

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Representa­ntes de partidos independen­tistas, tras finalizar la reunión convocada en el Parlament.
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Ferran Nadeu

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