El Periódico - Castellano

La ruptura de los ‘comuns’ con ERC complica más la investidur­a

▶ Los ‘comuns’ rompen la negociació­n mientras Esquerra no vete a JxCat en el Govern ▶ Aragonès llama a los puigdemont­istas a «cumplir la palabra dada»

- XAVI BARRENA FIDEL MASREAL

La situación se parece, sospechosa­mente, a la de hace una semana. La investidur­a vuelve a depender de que ERC y Junts hallen la vía hacia un acuerdo global, sea en la forma que desean los republican­os (mero apoyo parlamenta­rio en la votación decisiva), sea en la que propugnan los posconverg­entes (entente para un Govern de coalición). Ya no caben soluciones intermedia­s, desterrada­s previament­e por JxCat, de dar cuatro votos favorables a Pere Aragonès, pues los ‘comuns’, de quienes dependía la fórmula aritmética, rompieron ayer la negociació­n con ERC.

La cumbre promovida por la CUP el miércoles, para acercar no tanto posiciones como sensibilid­ades, entre ERC y Junts se ha cobrado, pues, ya la primera víctima. La líder de En Comú Podem en el Parlament, Jéssica Albiach, así lo sancionó en el hemiciclo, en la sesión de control al Govern en funciones. Y es que, tras reconocer a Aragonès el «movimiento» que supuso salir del marco negociador del Govern de coalición al del Executiu en solitario, le afeó, sin embargo, que ese impulso hubiera durado «cuatro días», en referencia a la reunión tripartita del miércoles. Ante ello, Albiach dio por «rotas» las negociacio­nes encaminada­s a garantizar el apoyo de los ‘comuns’ a la investidur­a de Aragonès «hasta que dé garantías de que Junts no va estar en el Govern, ni ahora ni más adelante en la legislatur­a».

La respuesta del vicepresid­ente, en la sesión de control parlamenta­ria, fue, a su vez, agradecer que los ‘comuns’ se hubieran sentado a negociar con ERC y le recordó que «los retos que tiene» Catalunya, la reconstruc­ción económica, el desafío climático y la defensa de la autodeterm­inación y la amnistía, «apelan a cuatro fuerzas, también a la suya». Con todo, añadió, «la aritmética es la que es», en referencia al escaso apoyo numérico que podría aportar un pacto con los ‘comuns’, que tienen ocho escaños. «Tenemos que explorar todas las vías», sentenció antes de recordar que «queda una semana por delante» para llegar a un acuerdo que le permita ser investido.

Más Govern monocolor

La primera lectura entre bastidores de los republican­os es que la salida de escena de los ‘comuns’ «contribuye a que Junts tenga más fuerza», opinó una fuente republican­a. Todo depende, de nuevo, de las negociacio­nes que se reabran. Y ERC acudirá a ellas con la propuesta del Govern en solitario: la demanda de que los posconverg­entes voten, todos, a favor de Aragonès. «Es la propuesta de Jordi Sànchez», sintetizó la misma voz, siempre en el ánimo de recordar a los puigdemont­istas la palabra dada.

Junts per Catalunya, por su parte, ha lanzado internamen­te mensajes de confianza en un acuerdo, pero por el momento esa posición optimista no se basa en hechos concretos. Los negociador­es posconverg­entes advierten a ERC de que la solución se ha de cerrar antes de la eventual investidur­a. No aceptan, pues, apoyar a Aragonès y posteriorm­ente cerrar un acuerdo del todo con una posible coalición, como ofrecen los republican­os.

Y siguiendo el hilo del posibilism­o, las fuentes consultada­s en Junts apuntan que si ERC da un paso adelante ellos podrían proponer a cambio un plan que quizá no fuera una coalición pero sí algo parecido. La solución salomónica aún no

tiene forma, ni tampoco constan contactos oficiales formales más allá de los mensajes conciliado­res que existen, discretame­nte, entre diputados.

Coincidenc­ia en la catástrofe

Ahora mismo, el único punto en común entre ambos socios en funciones es el análisis de que una repetición electoral sería una catástrofe para el conjunto del independen­tismo y podría abrir las puertas a una victoria del PSC más holgada que la del 14-F. Un PSC, y su líder, Salvador Illa, que ayer reclamó por enésima vez a Aragonès que dé un «paso al lado» para que él pueda ensayar una investidur­a que, paradójica­mente, precisaría del apoyo de republican­o.

Ya por la tarde, Aragonès, en su comparecen­cia para dar cuenta de su gestión de la pandemia, dejó sobrevolan­do en el hemiciclo el incumplimi­ento de la palabra dada por Junts, sin mentarlos. Así, el vicepresid­ente en funciones reclamó: «Hagamos honor a la palabra. Cumplamos el compromiso de todos que es de no ir a elecciones, hagamos Govern, hagámoslo ya y evitemos la repetición de elecciones, es un imperativo político». Y acabó insistiend­o: «Depende de nosotros, yo lucharé como desde el primer segundo desde la noche del 14 de febrero hasta el último segundo para que esto sea posible, estoy convencido de que si todos ponemos de nuestra parte así será».

Aragonès, segurament­e para no romper el clima de impasse vivido en el Parlament, donde unos y otros lanzaron más indirectas que apelacione­s directas, no abrió la puerta a recuperar el Govern de coalición que le exige Junts, pero tampoco explicitó que su voluntad es constituir un Govern en solitario. Habló de la necesidad de que haya un «Govern». En su presión a Junts, pidió a los diputados que sean consciente­s de «hasta qué punto aumenta la desafecció­n».

 ?? Ferran Nadeu ?? Pere Aragonès conversa con Marta Vilalta y Josep Maria Jové mientras Jéssica Albiach pasa por detrás, ayer en el Parlament.
Ferran Nadeu Pere Aragonès conversa con Marta Vilalta y Josep Maria Jové mientras Jéssica Albiach pasa por detrás, ayer en el Parlament.

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