CENANDO BAJO LAS ESTRELLAS
En estas terrazas corren el aire y los mejores platos de la ciudad. Comer, beber, amar, respirar... ¿Acaso la vida no era esto?
Como decía Julio Iglesias, que no se rompa la noche… Al menos hasta las 11. Parecía que nunca lo lograríamos, pero por fin podemos salir a cenar a nuestros restaurantes favoritos y pedir esa última copa que nos llevará directos al sobre. Hoy cenamos fuera, en una terraza, con toda la nocturnidad y alevosía que nos quepa en el pecho. No hay nada que celebrar, lo sabemos, pero por fin podremos paladear aquello que hace un año llamábamos ocio. Y no se me ocurren mejores lugares para recuperar sensaciones que las siguientes terrazas gurmet, enclaves de poder gastro en los que corren el aire y los mejores platos de la ciudad. Comer, beber, amar, respirar… ¿Acaso la vida no era esto?
ARRIBA DEL TODO
ARROCES CON VISTAS. Su fastuosa y enorme terraza no ensombrece en absoluto los arroces que salen de la cocina, y eso ya es decir mucho. La Terraza Martínez es la terraza en mayúsculas: un espacio en la montaña de Montjuïc con vistas panorámicas de la ciudad y el litoral barcelonés, un regalo para los sentidos que se acomoda cual guante de terciopelo a una carta mediterránea con pescados a la brasa, grano de entidad (mi arroz preferido, el del Señorito) y carnes de altura. Si buscas oxígeno y buena cocina, has ascendido al Olimpo adecuado.
Terraza Martínez
Carretera de Miramar, 38.
‘ROLLS’ EN LA ORILLA
BOGAVANTES DEL AMANACER. Su fish & chips con pescado fresco, costra especiada y patatas al curri
es una locura. Concebida por los hermanos Alam después de una noche de fiesta en el Apolo, dicha receta se ha convertido en el motor de una red de restaurantes que acaba de abrir nueva sucursal en la Barceloneta, a un salto de la playa. Destaca su terraza, templada por el sol y el salitre, un mirador al Paseo Marítim que vale un imperio británico. Conocidos de la casa como el ceviche de berberechos, el cazón en adobo o las bravas de pulpo conviven con un nuevo hit exclusivo de este local: el roll de bogavante, un cilindro de brioche tostado y relleno de abundante crustáceo en salsa que te llenará las entrañas de felicidad. The Fish & Chips Shop Beach
Pepe Rubianes, 37.
LA CENA DE TU VIDA
VINOS Y ESTRELLAS. Una de las mejores bodegas de vinos naturales de la ciudad. Platos de cocina catalana y más allá que buscan lo sublime (esos macarrones gratinados). Una localización inmejorable: la tranquila y escondida plaza de Cardona, en Sant Gervasi. Servicio atento, docto, hospitalario… Todo esto ha convertido la sosegada terraza de Monocrom un punto de máximo interés para amantes de la vida. De momento, por la noche solo abren los jueves, viernes y sábados… ¡Corre! Monocrom
Plaza de Cardona, 4.
MAR ADENTRO
ARROCES AL SOL. Solera, hospitalidad, Els Pescadors es un restaurante de otros tiempos. En esta
institución no se come, se vive, por eso no sacarías a sus parroquianos de allí ni con gas sarín. Con 40 años de acción, ha mantenido intacto su espinazo de taberna marinera. Su terraza en la plaza de Prim, en Poblenou, podría pertenecer a cualquier casa de comidas de la costa catalana. Arroces y pescado del día son las contraseñas de este negocio familiar en el que deberías probar las tiras de sepia con butifarra, panceta y huevo, el Sant Pere con mantequilla negra y alcaparras, el arroz marinero de la casa e incluso los canelones (de campeonato). Acabarás lamiendo hasta el mármol de las mesas.
Els Pescadors
Plaza de Prim, 1.
RAVAL AL CUADRADO
DOS TERRAZAS, DOS ‘MOODS’.
Dos moods, dos terrazas, un barrio: el Raval. Donde antes estaba Iposa ahora se levanta Superclassic, un bar viejoven con el sello de Stefano Mazza (Last Monkey). Y va al grano: vinos, cañas, vermuts, platillos superiores con producto de la Boqueria y una terraza de valor incalculable pegada a los jardines del Doctor Fleming. Si buscas un ravaleo más sofisticado, en la Rambla del Raval te espera la terracita del Suculent, restaurante comandado por el extraordinario chef Tonet Romero: cualquier plato te dejará sin aliento, pero si te piras sin besar el steak tartar sobre tuétano a la brasa, desaparecerás misteriosamente de mi agenda de mejores amigos.
Superclassic
Pepe Rubianes, 37. Suculent
Rambla del Raval, 45.
EUFORIA EN EL CHAFLÁN
SEROTONINA DESDE 1899. Tomás Abellan rescató y reformó con gusto exquisito este bar de ecos modernistas abierto en 1899. El Alegría cuenta con una de las terrazas más majestuosas y vivaces del Eixample, un solárium con toldo rojo que cotiza altísimo en la Nasdaq del bon vivant. En el Alegría se come con ídem. Vinazos y platillos populares que no renuncian a la elegancia y la calidad: la rusa de la familia Abellan es un hit, las berenjenas al miso son para mayores de 18 años, la tortilla trufada es una nube de felicidad y sus albóndigas al nero di seppia tienen ultras radicales. Nunca un nombre había descrito tan bien un restaurante.
Bar Alegría
Comte Borrell, 133.
VAMOS A LA PLAYA
CEVICHES MEXICANOS. ¿Una playa mexicana en la plaza de Sant Agustí Vell? Puedes comprar los billetes en Costa Pacífico, una cevichería mexicana en el casco antiguo del Born que podría resucitar a la madre de Bambi con sus tacos estilo ensenada con pescado frito, posiblemente los más ricos de BCN. Su renovada terraza, sin tráfico y al amparo de los árboles, invita a bañarse en un mar de aguachiles, taquitos marineros, cevichitos verdes y micheladas. Santuario para resacas. Tú pones el dolor de cabeza; ellos, el resto.
Costa Pacífico
Plaza de Sant Agustí Vell, 13.
DE LO ‘LAST’
CÓCTELES, POLLO Y OXÍGENOS.
La otrora coctelería Two Schmucks ha crecido y se ha movido unos metros, a la plaza de Emili Vendrell, un recuadro con tímidos apuntes de vegetación, poquísimo tráfico y agradable microclima. En esta colorista megaterraza, tus problemas se diluyen con el primer sorbo del Bloody Mary de la casa: exquisito. Y la gustera es insoportable cuando descubres su comida
ugly delicious, con unos niveles de sabor cósmicos, raciones generosas y precios ajustados. En breve tendrán menú para cenas, de momento dos drogas a probar: el pollo frito con salsa asiática y waffles (subidón intenso) y el Kimchi Philly, un bocadillo con brioche artesano, ternera, queso fundido y
kimchi (adiós, Satisfyer).
Two Schmucks
Plaza de Emili Vendrell.
DESFILE DE PLATAZOS ESPLENDOR DE PLAZA MOLINA.
Las dos veces que he ido a La Xarxa he salido bailando claqué: qué bien se come en esta casa del Grupo Varela, una casa que se ha trasladado al elegante local que antes ocupaba La Bodega y, por tanto, dispone de una terraza celestial en la plaza Molina. La Xarxa es garantía de panza contenta: cocina de mercado cercana, producto supremo, buena carne, marisco y pescado, cero flipes, mucho oficio y unos macarrones rellenos de carrillera en su jugo que deberían ser asignatura obligatoria en todo el sistema solar.
La Xarxa
Plaza Molina, 2.
TERRAZA A LA ITALIANA
A DOS RUEDAS. Punto de reunión para ciclistas, cafetería de especialidad, brunchería, restaurante italiano… El Eroica es uno de los espacios más polivalentes, amplios y acogedores del Eixample. Uno de sus reclamos es una terraza interior maravillosa y relajante, un espacio con plantas en el que, acertadamente, han prohibido fumar. No dejes escapar una velada en este lugar mágico con un buen plato de pasta al frente: la carbonara es deliciosa -espaguetis muy al dente- y es peligrosamente fácil enamorarse hasta las trancas de sus pappardelle con ragú.
Eroica Caffè
Consell de Cent, 350.