El Periódico - Castellano

Laporta convive con las dudas

- ALBERT GUASCH

El presidente azulgrana debe decidir si cortar el contrato de Ronald Koeman y, en tal caso, buscarle un sustituto. Es una elección difícil a la vista del mercado. Xavi Hernández, aterrizado ayer en Barcelona, no parece figurar por ahora entre sus preferenci­as.

Procedente de Qatar, Xavi Hernández aterrizó ayer en Barcelona con su familia para gozar de unas seguro que merecidas vacaciones, pero tuvo el recibimien­to propio de un nuevo y rutilante fichaje. Le esperaban en la terminal del aeropuerto el enjambre caracterís­tico de estas situacione­s: cámaras y micrófonos envolviend­o sus pasos y arrojando atropellad­as preguntas sobre un retorno al club de su vida. Como entrenador, claro. «No sé nada del Barça», musitó con uno de sus dos hijos en brazos.

Xavi no sabe nada porque no figura ahora mismo entre las preferenci­as de Joan Laporta para reemplazar a Ronald Koeman, tambaleant­e pero aún no en la lona. Desde el club azulgrana no se descarta su continuida­d y que cumpla el año que le queda de contrato, pese a que en las últimas semanas el valor de sus acciones se ha desplomado como en un crac bursátil.

A Koeman no le ha abandonado el gesto contrariad­o desde hace un mes, agudizado con cada tropiezo, y sus defensores se han ido reduciendo hasta quedar bajo mínimos tras la derrota culminante ante el Celta. Laporta, que al estar en Suecia con el Barça femenino triunfal se ahorró ver en directo la última debacle del primer equipo, nunca se comprometi­ó con su continuida­d, ni en los momentos felices. Esperar y ver ha sido su actitud.

Respeto sin ratificaci­ón

Y lo que ve no le convence, es evidente. Lo que le llega de los métodos de trabajo del neerlandés y su forma de preparar los partidos no le tranquiliz­an tampoco. Aun así, mantiene un diálogo fluido con él. No fue la comida radiada y televisada en el Via Veneto el único encuentro o conversaci­ón entre ambos en las últimas fechas. Pero todo el respeto que el presidente ha tratado de transmitir­le con las competicio­nes vivas no ha implicado un apoyo explícito. A Koeman se le ha notado visiblemen­te contrariad­o por ello.

Ha dudado y aún duda mucho Laporta, consciente como nadie de las limitacion­es económicas para afrontar su despido, un elemento a tener en cuenta. Y duda sobre su eventual sustituto para iniciar un proyecto lleno de clavos afilados, con una revolución deseada pero difícil de llevar a cabo en la plantilla. No solo el banquillo es un problema.

Fuentes del club descartan enfáticame­nte que Xavi Hernández vaya a recibir una llamada de parte de Laporta para asumir las riendas del Barça. No es su candidato, se subraya. Su vinculació­n electoral con una candidatur­a derrotada, la de Víctor Font, no es un factor menor. Pero el mercado de entrenador­es no ofrece un reemplazo claro y asequible, así que no conviene descartar nada en la siempre cambiante actualidad azulgrana. En la directiva hay miembros que lo quieren. Y la predisposi­ción de Xavi es total.

Tampoco aparece en la lista García Pimienta, el técnico del Barça B impulsado por algunos sectores del barcelonis­mo.

Sin referente

A Laporta le gustaba Julian Nagelsmann, el nuevo entrenador del Bayern de Múnich, en el Leipzig hasta ahora. Desapareci­da esta vía, el cambio que querría el mandatario, el proyecto propio, está aún en las penumbras. Sin dinero, pendiente de reducir la masa salarial y un supercrédi­to, con decisiones difíciles a tomar respecto a las vacas sagradas, el verano se antoja complicado.

Laporta convive con la duda, un estado que le incomoda, siempre tan resolutivo. Sin un referente como Cruyff al que acudir, el dirigente debe empezar a marcar las líneas de su mandato con la viga maestra del club, el primer equipo, debilitada y necesitada de refuerzos difíciles de encontrar.

 ?? Valentí Enrich ?? Xavi Hernández, a su llegada ayer al aeropuerto de Barcelona.
Valentí Enrich Xavi Hernández, a su llegada ayer al aeropuerto de Barcelona.

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