Italia se despereza tras el largo cierre
El toque de queda se retrasa una hora, hasta las once de la noche, en el país transalpino, que empezó ayer a retomar la actividad suspendida por la pandemia.
«Italia se ha despertado», reza un verso del himno nacional italiano que a voz en grito cantaba al filo de las once de la noche un hombre más cuerdo que borracho frente a las columnas corintias del Panteón romano. El martes no habría podido, porque solo ayer el toque de queda se retrasó una hora y esos 60 minutos constituyen una metáfora sobre un país que, después de nueve meses y de casi 125.000 muertos, ha decidido reabrir por pasos, hasta julio.
«¿Cómo será la nueva vida?», se pregunta el Corriere della Sera. Otros diarios dedican páginas a viñetas de sabor infantil para ilustrar cómo comportarse con los abuelos, amigos, vecinos, en coche, en un despacho público. Como si salieran de un refugio después de meses de tormentas, terremotos o bombardeos, todos se intercambian un «por fin» y miran a su alrededor buscando el barrio, pueblo y país que recordaban porque, a pesar de su fama de indisciplinados, los italianos son los europeos que han estado más tiempo cerrados. En una semana bares y restaurantes abrirán hasta las once, en junio, los gimnasios al aire libre. Los estadios abren en junio con 1.000 personas al aire libre, 500 si son cerrados. Tras un año, los centros comerciales se preparan para abrir sin interrupción a partir del próximo fin de semana y así todas las actividades, como las bodas (con PCR), los teatros, los cines...
Las calles se han poblado de terrazas, exentas de impuestos, donde comen casi exclusivamente italianos. «Una vuelta a la calle sin turistas», explican en la federación hotelera, que estima las pérdidas en 223 millones de euros. Venecia prevé que un 50% de visitas sean nacionales. El ente para el turismo de Florencia da el año «por perdido». Liguria (Génova) está que peta de reservas, como los hoteles de Palermo.
El verano no será igual para todos. El centro de análisis Prometeia evalúa en 4.300 euros las pérdidas de cada familia del país y los restaurantes repletos en Roma son solo los caros. O las tabernas muy baratas. Trabajo y sindicatos estiman que entre julio y octubre serán despedidos un millón de empleados, a los que hasta ahora el Gobierno había garantizado el puesto.