El Periódico - Castellano

Sánchez y Casado no se dan tregua pese a admitir la gravedad de la situación

El líder del PP carga contra el «caos» del Gobierno y el presidente entra > al trapo y elude dar cualquier explicació­n sobre el «desafío» marroquí

- PILAR SANTOS

Da igual que para Pedro Sánchez sea un «desafío» sin precedente­s de Marruecos y que para Pablo Casado se trate de «la peor crisis diplomátic­a» con ese país de la «historia democrátic­a». Ambos dirigentes volvieron ayer a bajar al barro en el Congreso. Pese al alcance del chantaje del país vecino y las tristes imágenes de miles de personas llegando exhaustas a Ceuta, dejaron la política de altos vuelos para otro día.

La crisis desatada en la frontera con la ciudad autónoma llegó a la sesión de control al Gobierno de los miércoles. El líder del PP tomó la palabra el primero, como es habitual. Casado tuvo la iniciativa el martes de telefonear a Sánchez para interesars­e por la situación y, según el presidente del Gobierno, en esa conversaci­ón dio su «apoyo» al Ejecutivo en estas circunstan­cias. Sin embargo, en el escaño desplegó una lista de reproches y acusacione­s como si la trascenden­cia del momento no requiriera mostrar unidad interna. Le dijo que ha cometido varios «errores diplomátic­os»: citó la ruptura de la tradición de viajar a Rabat nada más ser elegido presidente, la falta de reacción cuando Donald Trump reconoció la autoridad de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y la «ocultación» del ingreso de Brahim Ghali en España. Y también le recordó algo que escuece en la Moncloa: el presidente de EEUU, Joe Biden, todavía no le ha llamado.

Contrataqu­e

En opinión de Casado, «la pérdida de peso exterior» pasa factura. «Así que espero que no sea demasiado tarde y rectifique. La mejor política exterior es una buena política doméstica. El caos de su Gobierno es nuestra mayor debilidad fuera», continuó. Pero no lo dejó ahí. «Ha demostrado que le queda grande el Gobierno. No ha sabido gestionar ni la crisis sanitaria ni la crisis económica ni la territoria­l ni la internacio­nal. Sea humilde y déjese ayudar. Hay más lealtad en esta oposición que en su Consejo de Ministros, porque para nosotros lo único que importa es España», le lanzó.

Ante esta larga y pétrea intervenci­ón, el jefe del Ejecutivo entró al trapo y obvió informar al Congreso sobre la ofensiva diplomátic­a española para poner fin a este choque con Rabat o explicar el delicado contexto internacio­nal en el que este episodio se produce (el papel de la ONU en el Sáhara Occidental después del desprecio vivido con Trump y el conflicto entre israelís y palestinos). «No me ha quedado claro: ¿usted apoya al

Gobierno de España o no apoya al Gobierno de España? Por la mañana tenemos una conversaci­ón privada y usted dice que apoya y hoy aquí hace lo contrario», le afeó. «Siempre ocurre lo mismo. Utilizan cualquier calamidad, como la de la pandemia, o ahora con la crisis de Marruecos, inédita estos últimos años, para intentar derribar al Gobierno de España. Y no lo van a lograr», le avisó.

Absolutame­nte «desaforado»

Sánchez acusó a Casado de ser «desleal» con «los intereses generales de la ciudadanía» y de no apoyar al Gobierno ni siquiera en estas circunstan­cias. «Estamos ante el desafío de un tercer país, que es Marruecos y queremos saber de qué lado está el principal partido de la oposición, ¿del lado del interés general o de sus intereses partidista­s?», preguntó.

Al líder del PP, según explicaron sus asesores después, le llamó la atención la combatient­e actitud de Sánchez después, sobre todo, de que Casado fuera el que le telefonear­a la víspera. «No lo entendemos, fuimos nosotros los que le llamamos porque, si no, no hubieran hablado», se quejaron. Los colaborado­res de Génova quitaron importanci­a a la lista de quejas que Casado llevaba escritas y subrayaron que su tono había sido más suave que el de Sánchez, como si el contenido no importara. En la réplica, el jefe de la oposición le dijo que tenía que «reaccionar y defender a España». El presidente cerró con una frase repetida en otros debates: «La derecha no acepta que gobierna la izquierda de manera legítima porque les ha ganado las elecciones».

Ceuta también fue la protagonis­ta del cara a cara entre Sánchez e Inés Arrimadas. La presidenta de Ciudadanos le pidió informació­n sobre esta crisis. Sánchez respondió que esta «no es una crisis migratoria». «Es de otro tipo y como tal hay que abordarla», agregó.

Casado, a Sánchez: «No ha sabido gestionar la crisis sanitaria ni la económica ni la territoria­l ni la internacio­nal»

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Mohamed Siali /Efe Migrantes camino de Ceuta, ayer.

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