El Periódico - Castellano

El fiscal acusa a un joven de asesinar a su amigo atropellán­dolo

Ocurrió el verano pasado a la salida de una discoteca de Cerdanyola del Vallès donde discutiero­n. La simulación realizada por los Mossos es prueba clave.

- J. G. ALBALAT

Era la madrugada del 12 de julio de 2020 cuando Ángel M. V. falleció al ser atropellad­o dos veces por un amigo de la infancia, Adrián H. M. Una discusión en el interior de una discoteca de Cerdanyola del Vallès se prolongó en la calle y originó el luctuoso final. La fiscalía considera que fue un asesinato porque el imputado tuvo la intención de acabar con la vida de la víctima y le embistió violentame­nte con el coche, por lo que reclama 18 años de prisión. La acusación particular, ejercida por el abogado Álvaro Machado, del despacho Vosseler, exige una pena más dura: 30 años y seis meses de cárcel.

La simulación realizada por los Mossos y a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO es una de las pruebas clave. Esa madrugada, Ángel, que tenía 21 años, su hermano Jesús, de 18, y tres amigos salieron de fiesta. Fueron a una discoteca de Cerdanyola. En el interior se inició una discusión entre Jesús y el imputado, no estando presente Ángel. El motivo: una cachimba (pipa de agua). La bronca subió de tono y los empleados del establecim­iento les conminaron a abandonarl­o. En la calle, la agresión física desplazó a las palabras. Ángel, Jesús y el acusado se enzarzaron en una pelea, hasta que dos amigos lograron separarlos. Los dos grupos emprendier­on direccione­s distintas.

Los hermanos Martínez y dos amigos caminaron hacia Cerdanyola por la calle de Montcada para volver a sus casas. El acusado, junto con otra persona, fue a buscar su vehículo, un Fiat Punto que estaba aparcado en las inmediacio­nes de la discoteca. A pesar de no haber obtenido nunca el carnet de conducir y no tener seguro, Adrián se puso al volante y fue en busca de Ángel «con el ánimo de acabar con su vida» o, al menos, «asumiendo las altas probabilid­ades que ese resultado se produjera con su acción», según la acusación. La intención era atropellar­lo.

Con las luces apagadas

Condujo con las luces apagadas hasta la calle de Montcada. Allí, una vez identificó a su víctima, subió el vehículo en la acera y a gran velocidad embistió de forma violenta y presuntame­nte deliberada a Ángel. Su cuerpo voló por encima del turismo. Gravemente herido, el joven pudo levantarse y caminó cojeando hacia el medio de la vía en estado de shock. El acusado no se dio por vencido, dio la vuelta realizando el cambio de sentido y arrolló por segunda vez a Ángel. Los médicos no pudieron evitar su muerte debido a la lesión neurológic­a por traumatism­o craneoence­fálico que padeció.

La fiscalía precisa que el acusado actuó de «forma sorpresiva» y aprovechán­dose de que Ángel se marchaba del lugar andando de espaldas al vehículo, conduciend­o hacia él a gran velocidad, con las luces apagadas y le atropelló, impidiéndo­le «toda posibilida­d de huida y defensa eficaz». Sin embargo, reclama por asesinato 18 años de cárcel porque, a su entender, el acusado tenía sus facultades «levemente mermadas» como consecuenc­ia de su trastorno de personalid­ad antisocial y el consumo ese día de alcohol y drogas.

La acusación particular, en nombre de la familia de la víctima, no refleja esta circunstan­cia y le imputa un delito de asesinato con alevosía y ensañamien­to, además de conducción sin carnet y temeraria. Tanto el abogado como el ministerio público solicitan una indemnizac­ión.

El acusado no se dio por vencido, dio la vuelta y lo arrolló por segunda vez

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