El Periódico - Castellano

Dominic Cummings

Cummings afirma que el primer ministro británico retrasó letalmente el primer confinamie­nto, volvió a hacerlo con el segundo y barajó la posibilida­d de inyectarse el virus en directo en televisión

- EXASESOR DE BORIS JOHNSON

El que fue mano derecha del premier británico desveló en el Parlamento las mentiras y errores gubernamen­tales al inicio de la pandemia que causaron muertes evitables, por las que el exasesor pidió perdón.

El que fuera mano derecha de Boris Johnson, el polémico Dominic Cummings, desveló ayer que el primer ministro se marchó de vacaciones dos semanas en febrero de 2020, durante el avance de la crisis del covid, retrasando unas medidas que hubieran salvado vidas. En una incendiari­a comparecen­cia ante el Comité de Ciencia y Salud del Parlamento británico, Cummings acusó al Gobierno de Johnson de «fallar desastrosa­mente» en la respuesta a la pandemia y pidió perdón a las familias de los que «han muerto innecesari­amente», unas víctimas que evaluó en «decenas de miles». El retraso del primer confinamie­nto en marzo de 2020 se repitió en otoño, cuando la decisión de aislar a la población no se adoptó por decisión de Johnson hasta finales de octubre, un mes más tarde de lo que Cummings y un grupo de expertos científico­s habían pedido.

Los ministros de alto nivel, los funcionari­os de alto nivel, los asesores de alto nivel como yo, estuvimos desastrosa­mente por debajo de los estándares que el público tiene derecho a esperar de su Gobierno en una crisis como esta», afirmó el exasesor, cesado bruscament­e por Johnson el pasado noviembre. «Me gustaría decir a todas las familias de los que murieron innecesari­amente cuánto lamento los errores que se cometieron y mis propios errores»., dijo. Cummings pidió abrir una investigac­ión legal sobre el manejo de la pandemia y subrayó que no hay excusas para retrasarla.

Mentiras y falta de preparació­n

El exasesor afirmó que «el número 10 de Downing Street no estaba operando en pie de guerra en febrero [de 2020] frente al virus en manera alguna». «Mucha gente clave estaba literalmen­te esquiando a mediados de febrero. No fue hasta la última semana de febrero que hubo realmente algún tipo de sentido de urgencia», añadió. De acuerdo con Cummings, el ministro de Sanidad, Matt Hancock, debería haber sido cesado por una veintena de razones, «incluida la de mentir a todo el mundo en múltiples ocasiones, reunión tras reunión y públicamen­te». A modo de ejemplo relató cómo Hancock aseguró al Gabinete ministeria­l, poco antes de que Johnson cayera enfermo, que no había problema alguno con el material sanitario de protección. Cuando se comprobó que aquello no era cierto le echó la culpa a uno de los directivos de la sanidad pública (NHS) en Inglaterra.

Hancock también mintió al prometer que los enfermos con el virus, antes de ser dados de alta en el hospital para ser reingresad­os en residencia­s de ancianos, serían sometidos a un test, algo que no se hizo. Los test solo se realizaron «parcial y muy esporádica­mente», dijo Cummings. Del resultado se percataron cuando la infección «se propagó como el fuego». El problema se debió «al completo desastre de las pruebas».

Inyectarse covid en televisión

Johnson no creía que el virus fuera peligroso, considerab­a que era «una historia para meter miedo». Incluso llegó a plantearle a Chris Whitty, el principal asesor médico del Gobierno, que le inyectase el virus del covid en directo en televisión para tranquiliz­ar a la gente. El primer ministro terminaría contagiado y acabaría hospitaliz­ado e ingresado unos días en cuidados intensivos.

En otro momento se discutió que Johnson comparara en televisión el coronaviru­s con la varicela, y propusiera un plan similar a las llamadas «fiestas de la varicela», en las que los niños se contagian unos a otros. Las advertenci­as de que podría haber miles de muertos le disuadiero­n, pero en una reunión celebrada el 9 de marzo la estrategia pasaba por conseguir la inmunidad de grupo, algo que ahora niega el Gobierno. La lógica, según Cummings, era que en ese momento no se creía que fuera posible obtener una vacuna en 2020 y se «asumía» que la única opción era obtener esa inmunidad colectiva en septiembre, después de un pico muy pronunciad­o de casos, o para enero de 2021.

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Efe Dominic Cummings, ayer, durante su comparecen­cia ante el Parlamento británico.

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