Govern austero y «cordial»
Asegura que «no se opondrá» a la medida para acabar «con el dolor de las familias»
El Ejecutivo de ERC y Junts toma posesión en un acto sin pompa y en un clima de complicidad
El ‘president’ y sus ‘consellers’ posan en Sant Jaume, ayer.
El Govern nacido de las urnas el pasado 14 de febrero echó a andar ayer «en un clima cordial y cómplice», según definió el ‘president’ Pere Aragonès en la comparecencia posterior a la primera reunión del Consell Executiu. Una intervención marcada por el dictamen del Tribunal Supremo sobre los indultos a los presos del ‘procés’.
La coincidencia dio solemnidad a una declaración ya habitual de Aragonès, no oponerse al indulto, por el dolor que elimina a las familias, aunque mantuvo su defensa de la amnistía como solución a parte del conflicto con el Estado.
A cuenta específicamente del dictamen del alto tribunal, el líder del Executiu señaló que se mantiene «la línea represiva del Estado contra el independentismo catalán en forma de causa general». Por ello, piensa trasladar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien prevé hablar telefónicamente esta semana, la necesidad de una solución «justa y lo más pronto posible» al «conflicto político», que pase por una «amnistía» y por el ejercicio del «derecho a la autodeterminación»
Los ‘consellers’ del nuevo Executiu de la Generalitat prometieron ayer su cargo, bajo la atenta mirada del ‘president’ y en un acto sencillo y sin muchas alharacas. Además de los 14 nuevos responsables de los departamentos, estuvieron presentes los ‘consellers’ salientes, lo que sirvió a Aragonès para agradecer, a diferencia de su discurso en su propia toma de posesión, «la gestión de estas personas comprometidas con el servicio del país, en una de la épocas más difíciles nunca vividas», en referencia a la pandemia.
Con todo, el presidente, ya dirigiéndose a los miembros de su flamante equipo, les demandó que vayan «más allá de la mera gestión» y contribuyan al «zarandeo» que Catalunya «necesita» para salir con éxito de la situación pandémica. Es decir, que «proyecten al país hacia la prosperidad».
Reivindicó, quizá a propósito de algunos debates durante las negociaciones con Junts, que «la Generalitat es la máxima expresión institucional de la idea de Catalunya como nación». Es decir, que ni tiene parangón, ni competencia. Y que no es una institución autonómica, como algunos han tratado de tildar en oposición, ponen de ejemplo, al Consell per la República. «Somos una nación y somos un solo pueblo», remachó.
Y recordó que el neonato Govern tiene, por primera vez, más mujeres que hombres. No es postureo, vino a decir, sino la expresión «del compromiso feminista» del Executiu, que busca «romper todos los techos de cristal».