Colau cambia el guion y será candidata en 2023
La alcaldesa planeaba permanecer dos mandatos, pero está dispuesta a presentarse por tercera vezn • Apenas hay alcaldables confirmados y muchos jefes de grupo no van a repetir
Sostiene el concejal de Presidencia y Presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí, que en su opinión, en su cabeza, el mandato global de Ada Colau es de unos 12 años partiendo de 2015. Y defiende también que aunque ahora no se vea claramente, la alcaldesa está construyendo un legado que cambiará Barcelona.
Para ofrecer una referencia temporal, precisa que si se compara la situación actual con la de los mandatos de Pasqual Maragall como alcalde, ahora estaríamos en 1985. Es decir, que todavía no nos han dado los Juegos Olímpicos y que la gran transformación está a punto de empezar.
Martí, uno de los concejales con más peso en los ‘comuns’, insiste en que Colau y su grupo han forzado un cambio de paradigma en cuestiones relevantes. Pero todo esto no supone garantía alguna de que la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) gane las elecciones de 2023, cuando no ganó las de 2019. Colau, que de entrada se planteó estar dos mandatos en el cargo, ya ha dejado claro que está dispuesta a ir a por un tercero. Su entorno lo explica por lo inhabitual de este mandato, a causa de la pandemia. Necesita otro, dicen.
Hay otra lectura menos triunfalista de su voluntad de repetir: incluso si al final no gana, Barcelona en Comú da por hecho que obtendrá mejor resultado con la alcaldesa de candidata que sin ella. En el peor de los escenarios, ella ayudaría a parar el golpe para, en la hipótesis de la derrota, dejar luego el grupo en manos de un sucesor, con Janet Sanz y el propio Martí como candidatos más mencionados, y dejar el consistorio.
El síndrome de la victoria fácil
Martí no lo cita, pero existe otra aportación de Colau a la vida municipalista: desde 2015, hay gente en Barcelona que ha llegado a la conclusión de que ganar las elecciones municipales no es algo muy difícil, que bien organizado y con algo de apoyo económico uno puede sorprender como lo hizo Barcelona en Comú.
Esta sensación hace que no pocas personas, algunas ya concejales, otras desde fuera del consistorio, tengan planes más o menos elaborados para intentar el asalto al ayuntamiento dentro de dos años. Se da la circunstancia de que el escenario está muy abierto. A estas alturas, tanto la propia Colau como ERC y el PSC son vistos como potenciales ganadores de las municipales. Tampoco están claros los alcaldables de la mayoría de grupos.
Colau debe confirmar que se presenta de nuevo, y necesitará una votación interna en Barcelona en Comú que no parece un escollo. El presidente del grupo de ERC, Ernest Maragall, tendrá 80 años cuando se celebren las próximas elecciones. No responde a la pregunta de si será candidato y a estas alturas no se vislumbran otros aspirantes. ERC tiene que comprobar si tocó techo en la ciudad o puede superar los 10 concejales de 2019. Y quizá para ello tenga que ser un socio más crítico con Colau en adelante.
En el caso de Junts per Catalunya, el asunto ha dado un giro en los últimos días, después de que Elsa Artadi anunciara que no entraría en el Gobierno de Pere Aragonès y que se quedaba en el ayuntamiento. La decisión ha sido atribuida a falta de sintonía con el hombre fuerte de JxCat, Jordi Sánchez, pero sea cual sea el motivo, a 24 meses para la cita, el nombre de Artadi cobra fuerza como alcaldable. Cierto es que el espacio de Junts en la política catalana no se corresponde con su representación municipal, por lo que no hay que descartar que mejore sus guarismos, una vez renovado el grupo y la candidatura.
Collboni y Salvador Illa
Del socialista Jaume Collboni se ha dado por hecho que repetirá como alcaldable. Dobló los resultados del PSC, de cuatro a ocho y en él recae la misión de que el PSC recupere la alcaldía perdida en el año 2011. Pero la figura de Salvador Illa entra en algunas quinielas: ganó las elecciones autonómicas en Catalunya y en el Parlament no tiene mucho campo qué recorrer, además de que conoce bien el funcionamiento del ayuntamiento. Luego hay una serie de candidaturas potenciales que piensan en pactar con el PSC para desalojar a Colau. Por ahí anda también Santi Vila, exalcalde de Figueres, ‘exconseller’ y personaje caído del bando independentista, que podría presentarse también a la batalla por Barcelona.
El grupo de Ciutadans tiene como gran enemiga a la tendencia en la que está sumida la formación: hace tiempo que el partido cuenta sus elecciones por catástrofes y su desaparición resulta veraz en estos momentos. El grupo de Mari Luz Guilarte se declara ilusionado, que nunca está de más. Tampoco el PP tiene buenas en
cuestas que esgrimir. En su caso, está por ver qué futuro tiene el actual jefe de filas, Josep Bou, que declara a este diario que ahora mismo solo piensa en volver a ser alcaldable de los populares.
Uno de los que entendió que una operación bien armada podía auparle a la alcaldía fue Manuel Valls. O eso parecía. Recibióel apoyo de empresarios, los derechos electorales de Ciutadans y expectación por una maniobra sorprendente: un exprimer ministro que cambia de país para seguir en política. Y obtuvo un resultado muy flojo. Ya a toro muy pasado, esa operación perdió mucho glamur el pasado fin de semana, cuando en una entrevista, Valls declaró al diario El Mundo que en realidad quería cambiar de vida, que se estaba separando de su esposa en Francia y que aprovechó el tren que la política le ofrecía para regresar a su Barcelona natal.
Valls anunció también que renunciará en breve a su puesto de concejal y que ha descubierto que es «mayormente francés». No dejará más huella que la de haber permitido a Ada Colau tener un segundo mandato e impedir que gobernara Maragall. No es poco, tanto para los detractores como para los partidarios de la alcaldesa como para los detractores y los partidarios del independentismo. Como edil, ha asistido a plenos, a alguno desde París, y a alguna comisión. De Barcelona pel Canvi quedará Eva Parera, que optó al Parlament con el PP y que tiene vocación de continuidad en el ayuntamiento.
Su entorno justifica que Colau repita por lo inhabitual de este mandato, a causa de la pandemia. Necesita otro, aseguran
Los ‘comuns’ dan por hecho además que con ella sacarán más votos que sin ella