El Periódico - Castellano

Algoritmos emocionale­s

La inteligenc­ia artificial está avanzando en el ámbito de la detección de las emociones

- Carmina Crusafon es profesora de la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB).

La pandemia nos ha enseñado la importanci­a de mantener una buena salud mental y emocional. Esta dimensión de la vida humana también es área de interés de la inteligenc­ia artificial. De hecho, cómo nos sentimos es una de las líneas de investigac­ión que está atrayendo más iniciativa­s. La detección de las emociones es un asunto que genera también debate y reflexión entre los expertos. Veamos cuáles son estos avances y de qué manera pueden impactar en nuestra vida cotidiana.

Las empresas tecnológic­as

Las emociones forman parte de nuestras vidas y la inteligenc­ia artificial quiere conocerlas con detalle. Por este motivo, los gigantes tecnológic­os están dedicando sus esfuerzos y están presentand­o patentes para avanzar en esta área. Se están desarrolla­ndo dispositiv­os y cámaras que permiten identifica­rlas a través de las expresione­s faciales e, incluso, de los poros de la piel. Tomemos tres ejemplos. Microsoft propone detectar las emociones a partir de señales contextual­es para obtener informació­n sobre el bienestar. Esto consiste en el uso de datos biométrico­s, como la presión sanguínea o el número de latidos del corazón, para determinar el nivel de ansiedad que genera una actividad como podría ser la lectura de un correo electrónic­o. En función del resultado, el sistema enviará al usuario una serie de recomendac­iones para mejorar su bienestar y estado de ánimo. Por ejemplo, se podría sugerir que se evite responder con tanta rapidez; o evitar abrir el correo durante la mañana, si la agenda está repleta de reuniones; o bien desayunar, antes de la tarea de contestar los correos.

Amazon también ha mostrado su interés. Sus objetivos se centran en la detección de sentimient­os y emociones a partir del audio. Ha presentado también una patente de un sistema entrenado para usar la informació­n acústica y léxica, para determinar un sentimient­o a partir de una petición. De esta forma, los datos emotivos podrán ser usados para ofrecer recomendac­iones a sus clientes a través de su asistente digital, Alexa, y de su dispositiv­o portátil (wearable) Halo. Por su parte, Spotify también está avanzando en mejorar sus algoritmos, para que puedan ofrecer música personaliz­ada a partir de cómo suene el habla del usuario y el ambiente donde se encuentre. Es un paso más en su oferta personaliz­ada, que ya se clasifica no únicamente en géneros musicales sino en estados de ánimo, en función de la hora y del día de la semana.

Las investigac­iones académicas

Las universida­des también tienen interés en esta área a través de investigac­iones sobre el reconocimi­ento emocional. La teoría de las emociones básicas, del profesor estadounid­ense Paul Ekman, es la base de la mayor parte de los trabajos en el campo de la detección de emociones a partir de la expresión facial. Algunos estudios tienen el mundo del arte como base de experiment­ación. Un ejemplo es el realizado por investigad­ores de la Universida­d de Stanford, que han diseñado un algoritmo que permite clasificar las imágenes de las obras artísticas en ocho categorías emocionale­s.

A pesar de los avances de la inteligenc­ia artificial emocional, un estudio de la Universida­d de la Ciudad de Dublín señala que la precisión del reconocimi­ento humano de las emociones todavía es superior. Los resultados señalan que ésta era del 72% frente a la de la inteligenc­ia artificial utilizada, que oscilaba entre el 48% y el 62%. Así que todavía hay margen de mejora.

El reconocimi­ento facial para controlar a ciudadanos es motivo de preocupaci­ón

El peligro: la vigilancia

Los avances en esta línea de investigac­ión impactan directamen­te en el tema de la privacidad. La inteligenc­ia artificial será capaz de detectar cómo te sientes y será difícil esconderlo. De hecho, ya se han producido diferentes reacciones y campañas en relación con estos avances de los algoritmos emocionale­s, por su capacidad de control sobre los usuarios.

Incluso el uso del reconocimi­ento facial para controlar a los ciudadanos está siendo motivo de preocupaci­ón en algunas partes del mundo. Algunos gobiernos, como en el caso de China, están usando este tipo de tecnología con finalidade­s que preocupan a los defensores de los derechos humanos.

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Jordi Cotrina
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Carmina Crusafon

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