Los pediatras restan prioridad a la vacunación de los adolescentes
Médicos consultados por este diario consideran más necesario y urgente inmunizar a los adultos de países con tasas vacunales muy bajas «antes que a nuestros menores».
Antes de vacunar a los adolescentes europeos de 12 a 15 años, habría que inmunizar a los adultos de esos países que tienen una tasa vacunal muy baja o directamente inexistente. Es lo que defienden dos pediatras consultados por este diario, que valoran con cierta distancia el anuncio, la semana pasada, por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para dar vía libre a vacunar con BioNTech/Pfizer a los menores de 12 a 15 años, como hace EEUU. «La vacuna es un bien escaso», razonan ambos.
«En principio, la vacunación en los adolescentes no es una mala noticia. Pero la indicación en esta población no está bien clara», explica Pere Soler, Jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas e Inmunología Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona). La EMA lanzó la evaluación sobre el uso de esta vacuna entre los menores de 12 a 15 años el pasado 3 de mayo, tras la solicitud de comercialización presentada por los dos laboratorios, cuyos ensayos clínicos en Estados
Unidos (sobre 2.260 adolescentes de estas edades) demostraron «una eficacia del 100% y una sólida respuesta inmunológica» un mes después de la segunda dosis. En el dictamen, el regulador europeo corroboró esta conclusión.
Para Soler, sin embargo, esta cohorte de 2.260 menores es «muy pequeña». Este pediatra también esgrime otras tres razones por las que no tiene sentido vacunar a esta población. La primera es que, tras 15 meses de pandemia, se sabe que los niños no enferman grave de covid-19. «En Catalunya han muerto dos menores en toda la epidemia. En EEUU, 250. Este virus se ha comportado de manera curiosa y, por ejemplo, tampoco ha afectado a niños con cáncer», explica este pediatra. Para él, vacunarlos «no tiene sentido».
Beneficio-riesgo
La segunda razón es que, en países con una elevada tasa vacunal como es el caso de Israel, no se ha podido demostrar que inmunizar a los adolescentes sirviera para disminuir la circulación del virus. «Nadie sabe si vacunar a menores sirve para disminuir la circulación del virus». Por último, la tercera razón es que, antes de ponerse como objetivo el que los niños puedan volver al colegio en septiembre sin mascarilla, los gobiernos deberían ser conscientes de que «las vacunas siguen siendo un bien escaso». «¿Queremos vacunar a nuestros adolescentes y no a los adultos de otros países?», reflexiona Soler.
Además, él mismo dice no ver demasiado claro el «beneficioriesgo» de las vacunas contra el covid-19 en menores porque, «en la población de 12 a 15 años, las formas graves de esta enfermedad son rarísimas». Y las vacunas, como cualquier medicamento, entrañan siempre un riesgo por pequeño que este sea. «No nos podríamos permitir un solo efecto secundario. No sería justificable asumir un riesgo por pequeño que fuera», razona. Tampoco tiene sentido, añade, «que los niños no estén vacunados contra la gripe estacional, que les afecta tanto como el coronavirus y les provoca el mismo absentismo, y sí del covid-19».
Por todos estos motivos Soler pide «esperar» a vacunar a los adolescentes, ya que esta epidemia no es una «emergencia sanitaria pediátrica». En su opinión, se ha abierto un «melón de riesgo» que es «tentador» porque «todo el mundo quiere volver a la normalidad». Pero no es razonable, según él, plantearse en estos momentos inmunizar a los menores cuando España todavía no ha empezado a pinchar siquiera a su población de entre 40 y 49 años. «Debemos ser conscientes de que antes hay que vacunar a gran parte de la población adulta», zanja.
Plantear prioridades
Se posiciona en la misma línea el Jefe de Pediatría del Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat), Juanjo García, que pide «poner el foco en otros puntos», aunque «probablemente el beneficio de vacunar a los menores sea muy importante». «Los más pequeños enferman menos –justifica–. Y, como sociedad, debemos plantearnos a quiénes debemos destinar esas dosis teniendo en cuenta que hay países con porcentajes de vacunación bajísimos», dice. «¿Qué nos interesa más? ¿Vacunar a niños de países desarrollados, cuando todavía hay tanta otra gente que no tiene ni una primera dosis de la vacuna?».