El Periódico - Castellano

El club de los malos conductore­s

Un informátic­o de la Dirección General de Tráfico de Girona logró expedir más de 2.000 permisos de conducir fraudulent­os. Pero lo más importante para los Mossos d’Esquadra no era arrestar al informátic­o, sino sacar de la carretera a personas que eran un p

- GUILLEM SÁNCHEZ

todos era más importante que arrestarlo a él.

Joan, agente del GRD (Grup de Recerca Documental) de los Mossos d’Esquadra, se ha pasado más de cien días frente al ordenador de su casa, sesiones de más de diez horas en alpargatas, haciendo el trabajo más aburrido del mundo: rastrear los movimiento­s que hizo el informátic­o en la base de la DGT de Girona. Con la tenacidad de una hormiga pero sin la compañía del hormiguero, escudriñan­do hojas Excel y con el reflejo de miles de datos en el cristal de sus gafas. Moviendo el ratón de su ordenador, hacia abajo, hasta descubrirl­os a todos. Y había muchos.

Un permiso para su madre

El informátic­o que ha armado el enredo más grave en la historia de la DGT se incorporó como técnico de mantenimie­nto en la oficina hace unos dos años. Tuvo acceso a los perfiles y contraseña­s de los funcionari­os que inscriben en la base de datos las fichas de cada conductor con licencia. No tardó ni una semana en usar ese poder para corromper el registro e inscribir a una persona que no había sido capaz de sacarse el carnet de conducir por las buenas: su madre.

Gracias a la incursión ilegal del informátic­o, la mujer, una vecina de Llagostera, constaba en el sistema en caso de ser identifica­da policialme­nte como una ciudadana con permiso vigente.

Se corrió la voz: había un hombre que regalaba carnets de conducir. Apareció un socio, de Quart (Gironès), que se convirtió en su protector y representa­nte. A través de él comenzaron a llegar más y más encargos. La red creció y llegó a oídos del dueño de un locutorio pakistaní y, a través de este, a otro locutorio de Vic. Tanto dinero generaba –lo de regalar era un decir porque conseguir uno de estos carnets costaba entre 3.000 y 15.000 euros– que también requirió una estructura para blanquearl­o. De esto segundo se ocuparon sus suegros. Estos son los integrante­s de una red que llevaba un año a pleno rendimient­o cuando, en verano de 2020, en un control ordinario cerca de Figueres,

los Mossos identifica­ron a un conductor que ya había sido multado en cuatro ocasiones por circular sin carnet. Ese día resultó que por fin se lo había sacado. Pero había algo extraño. Según la fecha de expedición del permiso que constaba en la DGT, ya disponía del carnet cuando fue multado la última vez. Los policías se plantearon lo siguiente: ¿Puede alguien disponer del carnet de conducir, ser multado por no tenerlo y no presentar alegacione­s? Como la respuesta era que no, tocó investigar quién lo había inscrito irregularm­ente en el registro. Así arrancó una investigac­ión que recayó sobre Joan y que condujo al agente del GRD a revisar quién había introducid­o al conductor embustero de Figueres en el sistema. Pero en lugar de dar con el informátic­o dio con un funcionari­o cuyas claves había usado el sospechoso para llevar a cabo el registro falso. Vio asimismo que para aquella operación no se habían pagado tasas. Después buscó otros movimiento­s en los que no se hubieran abonado esas tasas y observó que eran cientos. Demasiados. Y ejecutados desde perfiles de otros funcionari­os. Joan se dio cuenta de que era imposible que todos los funcionari­os fueran corruptos. Tenía que haber otra explicació­n y apuntó a otro empleado con acceso a las claves de los funcionari­os: el informátic­o. Bingo.

Con la pandemia, además, el informátic­o había estado teletrabaj­ando. Desde casa se conectaba a todas horas: de madrugada o en fin de semana. Los movimiento­s fraudulent­os se dispararon. Hubo días en los que inscribió a 40 personas. Joan pidió librar aquel combate en igualdad de condicione­s: trabajando desde casa para concentrar­se en hacer aflorar todas las inscripcio­nes apócrifas.

«¿Sabes cuántas casillas tiene una hoja Excel?», pregunta Joan ahora que la Operación Loki ya ha desarticul­ado a la banda y localizado a la mitad de los conductore­s. «1.048.765», responde. «Lo sé porque con este caso he llenado un

Excel entero y estoy a punto a llenar el segundo», añade. «Ha hecho un pleno, de las primeras 900 personas que ha encontrado creemos que no ha cometido ningún error. Es un trabajo excelente», le reconoce el sargento Rafa Aguilar, el jefe de los GRD.

El trabajo más aburrido

El adjetivo excelente cobra aquí un doble significad­o. «Si vuelvo a ver un Excel en una pantalla de ordenador, la rompo a patadas», bromea Joan, exhausto. Ha sido el trabajo más aburrido del mundo pero también el más satisfacto­rio: los 2.000 conductore­s que eran un peligro ya no están en la carretera. «Aquí somos un poco freakys de la seguridad vial. Realmente nos preocupa que no se nos pase nada por alto, proteger a los conductore­s», explica Aguilar.

Los GRD son una unidad desconocid­a de apenas una veintena de agentes distribuid­os por las regiones policiales. Especializ­ados en los accidentes de tráfico y capacitado­s como peritos judiciales son quienes persiguen a los conductore­s que dejan muertos o heridos graves en la carretera, quienes velan porque no haya impunidad sobre el asfalto. Aunque haga falta perseguirl­os en alpargatas.

n

 ?? David Aparicio ??
David Aparicio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain