Los alfabetos del mundo
siguen sin respuesta.
Habitualmente se suele saltar del griego directamente al latín, y esto hace que se obvie un paso intermedio importantísimo: los etruscos, que son de esa clase de secundarios de la historia que poca gente sabe que existieron pero que tuvieron un papel vital. Etruria estaba situada en el norte de la península itálica y vivió su esplendor desde el siglo VII a. C. hasta el siglo III a. C., cuando los romanos los derrotaron.
Del mismo modo que los griegos habían hecho con el alfabeto fenicio, los etruscos también adaptaron aquella herramienta a sus necesidades, dando origen a los caracteres que todavía utilizamos: a, b, c, d... o sea, el abecedario.
Si este sistema de comunicación escrita ha sobrevivido tantos siglos y ha llegado a todas partes es gracias al imperialismo. Primero fueron los romanos, con su expansionismo territorial, que lo impusieron allí donde iban. Y luego, durante la Edad Media y Moderna, cuando las coronas europeas se dedicaron a la conquista de América y África. Además, esto coincidió con la invención de la imprenta de tipos móviles de Gutenberg.
Aquella tecnología tan revolucionaria en el siglo XVI, como para nosotros lo han sido la electrónica y la digitalización, posibilitó crear y compartir conocimientos a una velocidad nunca vista hasta entonces. Ya no era necesario hacer las copias de forma manual, sino que solo había que imprimir la misma plancha las veces que fuera necesario y distribuir los papeles. De hecho es gracias a Gutenberg y los fenicios que ustedes pueden leer lo que acabo de escribir.
n