«Claro, tengo que pedir perdón»
El ‘expresident’ muestra arrepentimiento pero también críticas por el tratamiento de su confesión en un libro entrevista. Pide diálogo y advierte de que el independentismo no tiene suficiente poder.
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol ha aprovechado la publicación de un libro en el que el periodista y exdiputado de CiU Vicenç Villatoro lo entrevista para pedir «perdón», en relación a la confesión del dinero defraudado durante años. «He cometido un error y no me puedo liberar de un sentimiento personal de culpa, que no rehúyo. Solo pido que lo que haya de mal en todo esto recaiga en mí y no en el país», dice.
En el libro, titulado Entre el dolor i l’esperança (Entre el dolor y la esperanza), Pujol asume los hechos, limitándolos a la existencia de una cuenta opaca en Andorra. Nada más. «Creo que tenía la obligación de cargar más que nadie con el peso del error y la transgresión», describe. Y se autoanaliza: «Yo venía de una escuela de pensamiento que reclama la asunción personal de los errores».
En la entrevista también lamenta que, tras su confesión, ha habido actuaciones «del deep state y el bombardeo de noticias, artículos y comentarios» críticos con él para desacreditar su imagen y criticar su proyecto político. En este sentido, se queja de las «informaciones inexactas» o «simplemente falsas». «Todo ello –señala el ‘expresident’– potenciado por una voluntad de perjudicar mi imagen política y personal, y también de desacreditar la acción y el pensamiento político que durante más de 30 años se impulsaron desde Catalunya». «No soy un corrupto», zanja, en otro momento de la entrevista.
En una breve entrevista audiovisual con el autor, emitida en el acto de la presentación del libro, al que no acudió el ‘expresident’, Pujol habla de arrepentimiento: «Desde un punto de vista personal, aparece arrepentimiento; desde el punto de vista colectivo, es el orgullo. Son dos sentimientos potentes. El arrepentimiento es potente, el sentimiento de culpa es potente y el orgullo es una palabra que a veces suena mal. La esperanza, la confianza, la fe. Eso es importante y, personalmente, lo conservo por Catalunya, que a través de su historia ha estado en peligro. Hoy en situación crítica, y bastante crítica, pero con energía, a mi entender, con fuerza, con carácter, tengo fe en Catalunya, tengo más fe en Catalunya que en mí mismo». «Llevo un peso encima, y en el fondo me hace sufrir mi familia y me hace sufrir Catalunya, el país», sostiene.
Autocrítica sobre el ‘procés’
Reivindica su legado político y pide un clima de diálogo en relación a la política actual. Habla de poner orden y se lamenta del cambio de actitud en la política española desde hace unos años en relación a Catalunya. «Ahora sabemos que el independentismo tiene mucha fuerza. Más de la que se le suponía hace 10 o 12 años, pero no suficiente. Y que el asimilacionismo español es suficiente para reprimir, pero no para ahogar a Catalunya», describe. Y lo remacha así: «Ahora que eso ya es muy evidente, haría falta un nuevo esfuerzo de acercamiento. Dentro de poco hará falta que todas las partes implicadas en este doble escenario catalán y español, ahora tan lesionado, sean capaces de encontrar un clima de diálogo».