El Periódico - Castellano

Salto político en la operación Kitchen

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La operación Kitchen, la supuesta trama policial de espionaje pagado con fondos reservados al extesorero Luis Bárcenas para robarle papeles compromete­dores para el PP, se está investigan­do paralelame­nte en el Congreso de los Diputados y en la Audiencia Nacional. Mientras en el Congreso algunos comparecie­ntes se limitan a negarlo todo, la maquinaria judicial avanza. Ayer se conoció que el juez Manuel García-Castellón ha imputado en la trama a la exsecretar­ia general del PP y exministra de Defensa María Dolores de Cospedal y a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, por los presuntos delitos de cohecho, malversaci­ón y tráfico de influencia­s.

Con esta iniciativa, pendiente desde que en septiembre pasado la Fiscalía Anticorrup­ción solicitara ya la imputación, el caso da un salto cualitativ­o al dirigirse a la parte política de la trama, hasta ahora centrada en el Ministerio del Interior y en la Policía Nacional. Es cierto que ya había un exministro imputado, Jorge Fernández Díaz, pero la responsabi­lidad de Cospedal puede ser más relevante, ya que era la número dos del PP, solo por debajo de Mariano Rajoy, a quien el excomisari­o José Manuel Villarejo ha tratado también de implicar en sus recientes declaracio­nes en el Congreso.

La imputación de Cospedal y de su marido se deriva, aparte de los audios de conversaci­ones de Villarejo, de las anotacione­s contenidas en 13 agendas del excomisari­o halladas en un registro el pasado mes de octubre. La fiscalía sostuvo ya en septiembre que Cospedal tendría interés en la trama por doble motivo, por verse afectada personalme­nte por la documentac­ión compromete­dora para ella misma e indirectam­ente como secretaria general del PP en lo que pudiera compromete­r a otros dirigentes. El juez sostiene en su auto que las anotacione­s de las agendas «permiten inferir la participac­ión de Cospedal y López del Hierro en la captación de Sergio Ríos», el chófer de Bárcenas, a través del también imputado comisario Andrés Gómez Gordo, persona de la máxima confianza de Cospedal, al igual que otro imputado, su exjefe de gabinete José Luis Ortiz.

Ante estas nuevas imputacion­es, Pablo Casado escapó de los periodista­s y no hizo ninguna declaració­n, pese a que la implicació­n de Cospedal le afecta indirectam­ente, pues no en vano fue su aliada frente a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias que le dieron la presidenci­a del PP. Aunque el actual presidente del partido sostiene que el PP actual no tiene nada que ver con el de Rajoy, los hechos son tozudos y la corrupción sigue persiguien­do al PP.

La imputación de Cospedal es un paso relevante en el caso sobre la trama de espionaje, ya que era la número dos del PP, solo por debajo de Rajoy

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