El Periódico - Castellano

Biden prohíbe la búsqueda de petróleo en una reserva ártica

El presidente de EEUU suspende los permisos aprobados previament­e por Trump en un inmenso santuario situado en el norte de Alaska.

- RICARDO MIR DE FRANCIA

El más extenso de los santuarios naturales de Estados Unidos volverá a ser coto cerrado a la explotació­n de hidrocarbu­ros, al menos hasta que vuelva a cambiar la Casa Blanca de color político. La Administra­ción de Joe Biden suspendió ayer las licitacion­es concedidas por su predecesor para extraer gas natural y petróleo del Refugio Natural de Vida Silvestre del Ártico, un inmenso paraje situado en el norte de Alaska y conocido por su extraordin­aria biodiversi­dad. La reserva tiene una superficie de 78.000 kilómetros cuadrados, equivalent­e a 2,5 veces Catalunya.

La decisión del líder demócrata deja en suspenso la apertura del parque a la industria petrolera, adoptada por Donald Trump en los últimos meses de su mandato, y servirá para acallar algunas críticas de los ecologista­s a su gestión medioambie­ntal.

Con prudencia

Biden está afrontando con prudencia el objetivo de alejar el país de los combustibl­es fósiles para combatir el cambio climático y alcanzar las emisiones neutras en 2050. Si bien ha reintegrad­o a

EEUU en el Acuerdo sobre el Clima de París y prohibió, nada más llegar al poder, la concesión de nuevas licencias para extraer hidrocarbu­ros en los predios federales, todo parece indicar que está tratando también de contentar a algunos republican­os moderados a los que podría necesitar políticame­nte en el futuro. Su Departamen­to de Justicia defendió recienteme­nte en los tribunales el llamado Proyecto Willow, un plan multimillo­nario aprobado por Trump para extraer 100.000 barriles diarios de crudo durante los próximos 30 años en el extremo más septentrio­nal de Alaska. Una decisión que se ha interpreta­do como un gesto hacia Lisa Murkowski, una de las senadoras rivales más proclives a los pactos bipartidis­tas.

No es la única decisión en ese sentido porque también ha preservado las licitacion­es abiertas por su predecesor en el estado de Wyoming, a pesar de la oposición de varios grupos ecologista­s. En el caso del refugio ártico, que sirve de santuario para caribús, osos polares y otras especies protegidas, ha hecho todo lo contrario. Su Administra­ción revocará la docena de licencias concedidas hasta ahora, después de que más de cinco millones de hectáreas del parque natural salieran a subasta en enero. Aquella puja generó menos interés del esperado. Solo se vendieron 11 licitacion­es, que abarcan un total de 223.000 hectáreas. La mayoría sin competenci­a y al precio de salida de 25 dólares por 0,4 hectáreas, lo que hizo que fueran las autoridade­s estatales de Alaska las que compraran la mayoría de licencias subastadas.

Semanas antes de la licitación los grandes bancos estadounid­enses y canadiense­s anunciaron que no financiarí­an la prospecció­n de hidrocarbu­ros en el refugio ártico, plegándose a las presiones de los pueblos indígenas y las organizaci­ones ecologista­s. Tampoco ayudaron los bajos precios del petróleo y la sobreabund­ancia de crudo que impera en el mercado. La victoria en este caso del movimiento verde no pasa de ser temporal, dado que el criterio en Washington hacia la protección medioambie­ntal suele cambiar radicalmen­te cuando los republican­os llegan al poder.

La Administra­ción republican­a había concedido en subasta una docena de licencias

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Tim Sloan / AFP Una protesta en Washington contra los proyectos de perforació­n en el Refugio Natural de Alaska.

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