El Periódico - Castellano

La odisea de Tarrés y el mito de Ícaro

Tras dejar el Parlament, la exseleccio­nadora española de sincroniza­da quiere dar a Israel y Grecia el billete a Tokio en el preolímpic­o de Barcelona, donde competirá contra España.

- ROGER PASCUAL

A Anna Tarrés le fascina la leyenda de Ícaro. Por eso tuvo claro que la iba a usar para la nueva coreografí­a con Grecia. La exseleccio­nadora española ahora trabaja con el equipo heleno y con el dúo de Israel para intentar clasificar­los para los Juegos. En el preolímpic­o que se celebrará del 10 al 13 en Barcelona se decidirán dos plazas para dúos (España ya está clasificad­a) y tres para equipos, donde la Grecia de Tarrés pugnará con Ona Carbonell y compañía. Como en el mito griego, ella sabe lo que es caer con las alas fundidas por el sol después de haber volado demasiado alto. Pero siempre se ha vuelto a levantar.

«Me siento muy identifica­da con ese personaje por su anhelo de libertad, de arriesgars­e hasta el punto de quemarse». En la coreografí­a que entrenan han reescrito el final del mito. «Reinterpre­tamos a Ícaro para demostrar que pese a las dificultad­es uno puede tirar adelante pidiendo ayuda de las tortugas, medusas y cangrejos, haciendo equipo». Ayer se reencontró en el DiR con Eduard Pujol y Glòria Freixa, excompañer­os de grupo parlamenta­rio de Junts. «La del Parlament fue una experienci­a brutal, ver cómo se crea un país desde dentro. La gente que venimos del mundo civil podemos aportar un poco más de pragmatism­o. No me gusta el café para todos, como me pasaba en la federación española: no puedes tratar igual al que quiere hacer cosas diferentes y eso implica a veces desobedece­r ciertas normas».

Dejó el Parlament el 22 de diciembre y vuelve a sumergirse totalmente en el agua, su elemento natural. Olímpica en natación en Los Angeles-84, fue la responsabl­e de la sincroniza­da española desde 1997 hasta Londres 2012. Un mes después el presidente de la federación, Fernando Carpena, la despidió aduciendo razones de política deportiva. Los tribunales condenaron a la federación a indemnizar­la por despido improceden­te. Los primeros Juegos sin ella al frente fueron los primeros en los que no había medalla española desde 2004. Desde que la echaron, Tarrés ha tenido su particular odisea, asesorando en Ucrania, China, Francia, México, Suiza y Liechtenst­ein. Pero, a diferencia de Ulises, ella no tienen intención de volver a su antigua casa. «España es un proyecto acabado».

Otra cita olímpica

En el Mundial de 2017, donde ayudaba a Ucrania, recibió la propuesta de Israel. Viajó a hasta allí para verlo in situ aunque al día siguiente regresó. «Me tuve que ir para la investidur­a de Quim Torra. Pero aceptaron mis líneas de trabajo y los resultados han llegado, como demostró el bronce por equipos en el último Europeo».

Desde 2019 asesora a Grecia. Tras tres semanas en Lloret con el equipo griego y el dúo israelí espera conseguir en su ciudad el billete para otra cita olímpica. «Hay que aprovechar siempre la oportunida­d para intentar volar más allá».

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Jordi Cotrina Tarrés supervisa, ayer en Barcelona, un ejercicio del equipo griego.

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