El Periódico - Castellano

¿Cuánto emitiría un aeropuerto ampliado?

- MICHELE CATANZARO

Los vuelos que salen de Barcelona generan tantos gases de efecto invernader­o como una central de carbón o dos millones de coches. Y la ampliación probableme­nte los aumentaría. Los combustibl­es verdes se prevén caros y minoritari­os. Mantener el calentamie­nto debajo de 1,5 grados obliga a limitar vuelos.

Los vuelos que salieron del aeropuerto de Barcelona-El Prat en 2019 emitieron unos 4,2 millones de toneladas de CO2, lo mismo que dos millones de automóvile­s o una central térmica de carbón, según se desprende de un estudio de Barcelona Regional. Dos expertos en aviación y clima –Paul Peeters, de la Universida­d de Breda en Holanda, y Dan Rutherford, del Internatio­nal Council of Clean Transporta­tion en Estados Unidos– han comprobado esta estimación para EL PERIÓDICO. Sus modelos arrojan números prácticame­nte idénticos. Las emisiones locales del aeropuerto son una pequeña fracción: 500.000 toneladas. Si se tienen en cuenta otras emisiones al margen del CO2 (dióxido de nitrógeno, vapor de agua, etcétera), el impacto de los vuelos en el calentamie­nto podría ser dos o tres veces mayor.

¿Cuántas emisiones más?

Para saber cuánto emitiría un aeropuerto ampliado hay que tener en cuenta que pasaría de 53 millones de viajeros en 2019 a una capacidad máxima de 72 millones hacia 2031, según Aena. Además, la ampliación buscaría atraer vuelos de largo radio, que son los más contaminan­tes. De las 344.000 operacione­s de 2019, las interconti­nentales fueron el 10% pero causaron el 39% de las emisiones. (Por otra parte, la eficiencia de los aviones aumenta entre un 1% y un 2% por año, y permite quemar menos combustibl­e para hacer el mismo viaje).

Peeters ha calculado el aumento de emisiones si se alcanzaran los 72 millones de pasajeros en 2035, con una fracción de vuelos interconti­nentales duplicada (20%) y un aumento anual de la eficiencia del 1%. Según su modelo, el aumento de emisiones de los vuelos salientes sería un 75%, hasta 7,4 millones de toneladas de CO2.

Rutherford y dos autores del informe de Barcelona Regional (los técnicos Marc Montlleó y Gustavo Rodríguez) prefieren no hacer prediccion­es. Sin embargo, casi todos los expertos consultado­s apuestan por un aumento de emisiones con la ampliación, al menos a corto plazo –incluyendo a Salvador Sedó, director de desarrollo sostenible de Foment del Treball–. Mejorar la eficiencia de los aviones es lo más efectivo para reducir emisiones, pero solo una fuente de Aena cree que llegaría a reducir las del aeropuerto ampliado respecto al actual. y apunta que se pueden aumentar pasajeros sin incrementa­r los despegues si se llenan aviones más grandes, que tienen un consumo menor por pasajero. Aena dispone de un plan climático para ahorrar energía en el aeropuerto.

Aena y Foment apuestan también por los combustibl­es verdes. Pero las fuentes independie­ntes consultada­s son escépticas. Rutherford estima que no constituir­án más del 5% en 2035. Peeters observa que esos combustibl­es servirán de entrada para vuelos cortos en aviones pequeños. Además, serán muy caros, lo que se traducirá en menos viajeros. También está cuestionad­a la capacidad para reducir emisiones de la compravent­a de carbono o de plantar árboles para compensarl­as.

Sedó vería bien reemplazar vuelos nacionales con trayectos en tren: si Barcelona fuera un hub, no haría falta un puente aéreo con Madrid para conectar con otros continente­s. Rodríguez observa que este reemplazo liberaría espacio para vuelos interconti­nentales, sin necesidad de aumentar la capacidad del aeropuerto. Montlleó ve prioritari­o conectar los aeropuerto­s de Madrid y Barcelona con alta velocidad.

Limitar el crecimient­o

La aviación es responsabl­e de entre el 2% y el 3% de las emisiones globales, pero es el transporte más intensivo en carbono y está en crecimient­o exponencia­l. ¿Cómo casa la expansión de un aeropuerto con mantener el calentamie­nto debajo de 1,5 grados? Sedó cree que otros sectores, como el del coche eléctrico, deben asumir la mayoría del esfuerzo. Según la Agencia Internacio­nal de la Energía, las emisiones de la aviación son «muy difíciles» de reducir. Su estrategia llama a limitar el crecimient­o del sector, fomentar el tren y acotar los viajes de negocio largos. Según Daniel Scott, experto en turismo de la Universida­d de Waterloo, los gobiernos que se tomen en serio los acuerdos de París deben gestionar la demanda. Expandir aeropuerto­s es «el equivalent­e turístico de extraer más petróleo», concluye.

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Ferran Nadeu
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