El Periódico - Castellano

Tensión e incertidum­bre ante el resultado de las elecciones en Perú

Los dos candidatos en liza, Castillo y Fujimori, dejan las suspicacia­s a un lado y se compromete­n a «respetar» los resultados «oficiales»

- ABEL GILBERT

Los peruanos esperaban saber en medio de una indisimula­ble tensión el nombre del ganador de la segunda vuelta electoral entre Pedro Castillo, un maestro y sindicalis­ta de izquierdas, y Keiko Fujimori, quien, invocando la defensa de la familia, la religión y el modelo económico, ha reunido detrás suyo a una amplia coalición de derechas. Los candidatos llegaron a esta instancia en una situación de empate técnico, de acuerdo con los sondeos. Un 5% de los indecisos tenía en sus manos la posibilida­d de decidir quién será el futuro presidente.

El desenlace era tan incierto que Castillo y Fujimori dejaron ayer sus suspicacia­s de lado y se comprometi­eron a «respetar» los resultados «oficiales». El presidente interino, Francisco Sagasti, expresó su certeza de que los contendien­tes pedirán a sus seguidores «que no hagan disturbios, protesten o cuestionen» el veredicto de las urnas.

La hija del autócrata encarcelad­o Alberto Fujimori fue la primera en formular su compromiso de acatar «escrupulos­amente» el pronunciam­iento del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) que, días antes, había puesto en duda. A su manera, y a pesar de la veda, volvió a pedir que no la juzguen por actos del pasado ni tampoco por su linaje familiar. «Yo he madurado, he cambiado. Sé que he cometido errores y por eso he pedido perdón y he hecho un juramento con el compromiso de respetar la democracia», señaló la candidata.

Castillo, por su parte, llamó a mantener «la cordura» en estas horas de incertidum­bre. «Estoy seguro de que esta fiesta va a ser totalmente democrátic­a». El aspirante de Perú Libre se ha convertido en un fenómeno político inadvertid­o desde Lima.

Llegó a esta pelea por la presidenci­a desde las regiones profundas del país. «Tiene su virtud mayor por el hecho de no ser el candidato que lleva el apellido Fujimori. Así, por descarte, termina por encarnar las demandas de cambio social», señaló Caretas. Ha intentado presentars­e como la versión local de Luiz Inácio Lula da Silva, Evo Morales y José Mujica. Al semanario le pareció una analogía «candorosa».

Su repentina moderación no ha atenuado la animadvers­ión de la prensa capitalina. El diario económico Gestión recordó que están en juego «dos visiones» de la democracia, «una más clara que la otra». Para El Comercio, «las amenazas» hacia las institucio­nes «han sido lo suficiente­mente elocuentes al respecto».

La República, en cambio, consideró que la campaña estuvo marcada por el «racismo», el «odio de clase», las «mentiras», la «violencia» y el «desequilib­rio mediático”, una «vileza que es el reflejo de lo que hemos construido entre todos».

El día después

El «día después» de las elecciones genera otros temores añadidos. Como señaló la comentaris­ta política María Palacios, «gane Keiko o gane Castillo vienen tiempos difíciles para la economía». Perú ha sentido con fuerza la crisis económica provocada por la pandemia. La pobreza azota a más del 30% de la población de un país con mayor tasa de mortalidad por covid19 cada 100.000 habitantes en el mundo.

Gane quien gane, vienen tiempos difíciles para la economía peruana, según una analista

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