El Periódico - Castellano

«El movimiento por la justicia climática no es de masas»

- GEMMA TRAMULLAS Barcelona

Doctor en Filosofía, profesor y miembro del Centre d’Estudis sobre Moviments Socials de la Universita­t Pompeu Fabra, acaba de publicar ‘Ola 15-M. 10 años de movilizaci­ón y cambio’. Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebró el sábado pasado, 5 de junio, analiza el presente y el futuro de las movilizaci­ones climáticas y otras luchas sociales. — Estamos en la supermanza­na del barrio de Sant Antoni de Barcelona, con sus macetas, sus gradas, sus mesas… Este urbanismo pos-15-M no resulta muy propicio a las manifestac­iones.

—Este urbanismo hace barrio, hace comunidad y eso, en ciudades que suelen ser hostiles, es muy necesario.

— Ya, pero las grandes plazas y explanadas permiten concentrar grandes masas y esto no.

— Eso está claro, pero las grandes avenidas no fueron diseñadas precisamen­te para facilitar las grandes movilizaci­ones sino, al contrario, para reprimirla­s. A lo largo de la historia, las movilizaci­ones se han ido adaptando a los espacios que había en cada momento.

— La mayoría de los movimiento­s sociales han sido obedientes en esta pandemia. ¿Es la mejor actitud para cambiar las cosas?

— En algunas manifestac­iones no se han respetado las distancias fruto de la espontanei­dad, el entusiasmo y la voluntad de enfrentami­ento. Hemos visto movilizaci­ones contra el encarcelam­iento de Pablo Hasél muy contundent­es. En cambio, en movimiento­s como el de la justicia climática se considera que la violencia los aleja de sus objetivos y no suma.

— Miembros del movimiento medioambie­ntal Extinction Rebellion han pasado por la cárcel.

— Pero siempre desde la desobedien­cia civil no violenta, que persigue no cumplir una norma o una orden de la policía porque considera que hay un bien superior que hay que reivindica­r. Aquí lo han practicado desde el movimiento contra el servicio militar hasta la PAH.

— Se han visto lemas como

Nos habéis enseñado que ser pacíficos no sirve para nada.

— Eso se ha visto en manifestac­iones por las sentencias contra el ‘procés’ y es la demostraci­ón de una frustració­n porque te estás movilizand­o pacíficame­nte y no obtienes el resultado que buscas. Pero las movilizaci­ones sociales casi nunca han conseguido cambios rápidament­e. Tiendo a pensar que tienen que ser asumidas con una mirada larga.

— ¿La lucha climática será la primera gran movilizaci­ón pospandémi­ca?

— El ecologismo está en ascenso. Lo vemos en la concentrac­ión ante la Generalita­t este sábado de colectivos

de diferentes lugares de Catalunya para reclamar Renovables sí, però no així y El territori diu

prou, salvem la natura. Y en la acción de Extinción o Rebelión, ocupando la Direcció General de Polítiques Ambientals.

— ¿Pero llegarán a ser acciones tan masivas como el 15-M, el 8-M y el independen­tismo?

— El movimiento por la justicia climática no es de masas, es de colectivos como Fridays for Future, Extinción o Rebelión, Ecologista­s en Acción, SOS Costa Brava… y también, aunque de otra manera, de organizaci­ones como Greenpeace.

El movimiento ha logrado que no se pueda dejar de hablar de este tema, pero no sé si veremos movilizaci­ones tan masivas.

— ¿Qué tipo de acciones veremos entonces?

— Extinción o Rebelión, por ejemplo, con actuacione­s simbólicas y una ocupación ha conseguido el compromiso de la ‘consellera’ Teresa Jordà para crear una Asamblea Ciudadana por el Clima con el objetivo de que el conjunto de la sociedad pueda participar y decidir sobre las políticas a desarrolla­r.

— ¿Que hoy no se vean grandes movilizaci­ones significa que los movimiento­s sociales están de capa caída?

— Existe la metáfora de que los movimiento­s sociales son como una ballena. Cuando emerge es muy espectacul­ar, pero pasa mucho tiempo bajo el agua. Cuando las movilizaci­ones emergen con esta belleza y esta dimensión tan potente es porque antes han estado bajo el agua mucho tiempo.

— Que no las veamos no quiere decir que no estén ahí.

— Claro. La PAH casi no ha hecho manifestac­iones, intenta parar desahucios porque considera que es la herramient­a más útil para lograr sus objetivos.

— ¿Y el 15-M?

— Se dice que no queda nada, pero también continúa. Ha habido mutaciones, nuevos espacios, los gobiernos municipali­stas, Barcelona en Comú... La gente no puede estar años acampando en las plazas ni manifestán­dose continuame­nte.

— ¿De qué depende que un movimiento emerja con tanta fuerza?

— A veces se habla de olas. El movimiento feminista ha existido ininterrum­pidamente desde el siglo XIX, pero en determinad­os momentos emerge como la ballena. El feminismo de los años 70 emergió coincidien­do con una era de grandes movilizaci­ones: los derechos civiles, la guerra del Vietnam, el movimiento obrero y estudianti­l, el antifranqu­ismo… Un movimiento suele impulsar a otro.

— Nunca hubo personas tan jóvenes en la calle como en las manifestac­iones por el clima.

—Gracias a las redes sociales, Greta Thunberg ha llegado a gente muy joven, que ha conectado con algo que ha sentido muy propio y que puede comentar en clase. Es algo muy excepciona­l.

— ¿Hay algún movimiento comparable en este sentido?

— Podemos fijarnos en la creciente Revolta Escolar, que pide entornos más seguros y con menos contaminac­ión en las escuelas.

«Las grandes avenidas se diseñaron para reprimir grandes movilizaci­ones» «Los movimiento­s sociales son como una ballena que, cuando emerge, es espectacul­ar» «La gente no puede estar un año acampando en las plazas ni manifestán­dose»

 ?? Martí Fradera ?? Jordi Mir, en el barrio de Sant Antoni, modelo de urbanismo pos-15-M.
Martí Fradera Jordi Mir, en el barrio de Sant Antoni, modelo de urbanismo pos-15-M.

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