Catalunya aspira a unas pruebas menos memorísticas
MARÍA JESÚS IBÁÑEZ Barcelona
En un momento en el que cobra cada vez más fuerza el debate sobre si hay que reformar o no el bachillerato (para hacerlo, entre otras cosas, menos memorístico y más competencial), un equipo de técnicos de la Generalitat, de las universidades y expertos en Pedagogia van avanzando sus trabajos para definir también un nuevo modelo de selectividad. La reforma del bachillerato aspira a que los estudiantes tengan la posibilidad de cursar unos cursos «competenciales, abiertos, flexibles y orientadores», alineados con una educación primaria y una ESO cada vez más abiertas a las nuevas metodologías educativas, indican fuentes próximas al equipo de trabajo. El modelo que ahora mismo está sobre la mesa se está inspirando en currículos de otros países como Finlandia.
La Conselleria d’Educació espera tener completado en la primavera de 2022 este nuevo bachillerato, que podría implantarse en las aulas el curso 2022-2023. Y la intención es que los estudiantes que se gradúen el año siguiente, en el curso 2023-2024 (es decir, los que ahora terminan tercero de ESO), tengan también un nuevo sistema de selectividad, adaptado a las condiciones de ese nuevo bachillerato. En paralelo, Educació mantiene contactos con las universidades, que llevan ya varios años trabajando también en la reforma de la selectividad, de acuerdo con las nuevas tendencias pedagógicas.