Los hoteleros de BCN critican la aplicación del recargo turístico
El gremio critica «la falta de empatía» del equipo de Colau por no posponer el impuesto extra que se aplica a los visitantes que se alojan en la ciudad.
Los pocos turistas que empiezan a volver a los hoteles de Barcelona se encuentran desde el 1 de junio con un impuesto extra que ahora sienta como un jarro de agua fría al sector. No tanto por el montante (se implantará paulatinamente en cuatro años para suavizarlo), como por su significado: «Tras más de un año sin apenas actividad, el ayuntamiento demuestra su falta de empatía con una tasa que podía haber retrasado», dispara el director del Gremi d’Hotels de Barcelona, Manel Casals. Alude así a la implantación del recargo local, que contrasta con la congelación de la tasa general de estancias turísticas por parte del Govern. Y choca más aún con las iniciativas de otros grandes destinos, como Nueva York, donde se han eliminado temporalmente impuestos para incentivar la recuperación del turismo.
En la gran manzana, el alcalde Bill de Blasio ha impulsado una campaña de promoción astronómica a la par que ha suprimido durante tres meses una de sus tasas (del 5,87%, correspondiente al impuesto de ocupación de habitación de hotel) para alentar precios más asequibles. Los volúmenes de viajeros no son comparables, pero Casals es crítico con el gobierno de Ada Colau, y en especial con los ediles socialistas de Promoción Económica (Jaume Collboni) y Turismo (Xavier Marcé) por ejercer de interlocutores con los hoteleros y no haber aplazado de nuevo el gravamen, como sucedió en enero.
Recargo específico
La tasa turística es más alta –en general– en Barcelona que en el resto del territorio catalán. En la ciudad va de los 0,65 euros por noche y persona en las categorías de alojamiento más bajas (y cruceristas que recalan menos de 12 horas) a los 2,25 euros para hoteles de lujo y pisos turísticos (o cruceristas en escala superior a 12 horas). Este ingreso se reparte entre Generalitat y ayuntamiento. No obstante, en 2021 se incrementará la tasa general (llegando a los 3,5 euros por noche en categorías superiores) y se incorporará un recargo específico para Barcelona que se ingresará íntegramente en las arcas municipales. En el primer caso, se ha aplazado la aplicación al 1 de octubre, mientras que el ayuntamiento ya ha implantado el suyo este junio, pese a la protesta del sector e incluso del grupo municipal de ERC (instigador del recargo en 2019), que quiso reprobar a varios ediles en el último pleno por no aplazarlo.
«Cuando nos preguntaban cómo nos podían ayudar, solo pedimos no pagar impuestos mientras no hubiera actividad», añade Casals,
en alusión al IBI, las tasas de basuras y la tasa turística, pero «ninguno dejó de cobrarse». El nuevo incremento supondrá este año 0,75 euros más por noche en cualquier alojamiento barcelonés, que en 2022 serán 1,75 euros extra, 2,75 en 2023 y 3,25 en 2024. Es decir, ese año en un hotel de cinco estrellas se abonarán 6,75 euros por noche y persona de tasa, mientras que en un piso turístico serán 5,5.
La patronal cuestiona que se haya hecho efectivo en la actual coyuntura. Marcé lo defendió en el pleno como un recargo que no pagan los hoteles, sino los viajeros, y que sirve para «evitar que los barceloneses asuman parte del gasto público que supone el turismo». También defendió el esfuerzo en 2021 por relanzar el turismo, empezando por la campaña de promoción. Pero para los hoteleros la promoción real lleva años siendo «mínima» sobre el total de lo recaudado, que se destina más a paliar efectos colaterales del turismo, crear puntos de interés descentralizado y un amplio repertorio de ámbitos que van del cultural al urbanístico. El año pasado fueron 9,3 millones «centrados en la economía del visitante poscovid». Desde 2012, la ciudad ha percibido 77,3 millones de su parte de la tasa.
Subrayan que otros destinos como Nueva York se han volcado en ayudar al sector