El empate entre los dos candidatos en Perú agrava la fractura del país
La victoria del aspirante izquierdista, Pedro Castillo, o de la conservadora Keiko Fujimori se decidirá por unos miles de votos Las zonas rurales y el voto exterior decantarán la balanza
Todo es tan volátil e incierto que los peruanos no pueden hacer otra cosa que contener el aliento. Deberán esperar tal vez días para conocer el nombre del próximo presidente. Al cierre de esta edición, se llevaba escrutado el 93,8% de las mesas y la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) informaba de que el izquierdista Pedro Castillo obtenía el 50,22% de los sufragios, contra el 49,78% de Keiko Fujimori. Piero Corvetto, la máxima autoridad de la ONPE, recordó que nadie puede cantar victoria hasta que se cuenten todos las papeletas procedentes de las zonas rurales más alejadas, donde Castillo es mucho más fuerte que su rival, así como de la selva y del casi millón de peruanos que residen en el exterior. Fujimori cifra en estos su esperanza.
El politólogo y experto en temas electorales, Fernando Tuesta, fue categórico: «Nadie puede decir a estas alturas quién va a ganar [la segunda vuelta]». Descartó por completo que exista el peligro de un «fraude electoral». Tuesta no podía salir del estado de sorpresa: «Es la primera vez que un resultado a boca de urna no será determinante». El analista Alfredo Torres, presidente de la consultora Ipsos Perú, cuya encuesta a pie de urna del domingo anticipó los números que mantienen en vilo al país, dijo que la elección se decidirá «por muy pocos miles de votos».
La voluntad del país
La paridad es tan estrecha que el diario limeño El Comercio pidió a los contendientes «el respeto escrupuloso de los resultados electorales». Aceptar el desenlace, recordó, «es, pues, aceptar la voluntad del país». Y si bien la polarización de la segunda vuelta «deja a una mitad de la población insatisfecha, la derrota es tan parte de este tipo de trances como la victoria». Para el editorial de El Comercio acusar que «el proceso estuvo amañado no hace más que mellar innecesariamente nuestro sistema democrático». Esta es una actitud que «debería asumir con especial ahínco» Fujimori en caso de confirmase su traspié.
El empate técnico era esperado. La policía tomó las calles de Lima para evitar cualquier incumplimiento del toque de queda impuesto por la pandemia. Tanto la hija del autócrata encarcelado, Alberto Fujimori, como el maestro y dirigente sindical de izquierdas, llamaron a la calma a sus seguidores a medida que se extinguía el domingo. La líder de Fuerza Popular solicitó esperar con prudencia la palabra definitiva de la ONPE. «Pido a nuestros interventores estar atentos a defender cada voto. Convoco al pueblo peruano de todos los rincones a asistir en paz a las calles para estar vigilantes en la defensa de la democracia», dijo.
Los analistas coinciden en que vienen horas de tensión y vigilias. «Tenemos un empate estadístico absoluto. Si la diferencia del conteo rápido es de menos de dos puntos, no vamos a poder todavía definir un ganador. Habrá que aguardar el cómputo de todos los votos», reconoció Alfredo Torres, de la misma Ipsos. Habrá que computar, uno por uno, los votos de las ciudades, el Perú profundo y los emitidos en el exterior. «En ese proceso, los cómputos pueden ir variando», advirtió.
Pero a la vez se espera que, ante tan escasa distancia entre los candidatos, irrumpan las impugnaciones. A la vez, debe contarse el voto nulo, blanco, que puede ser determinante, así como el de los miembros de las mesas. Luego vendrán las apelaciones y los pronunciamientos de la justicia electoral. El final de esta película será de un suspense extremo y cambiante. Y ahí tendrán la palabra los candidatos que han prometido respetar el veredicto de las urnas.