Sin fondos no hay justicia en el Líbano
El Tribunal Especial, encargado de juzgar los asesinatos políticos perpetrados en el país, se ha quedado sin el dinero para seguir en activo.
La crisis económica libanesa hunde a otro sector. El Tribunal Especial para el Líbano (TEL) ha denunciado la falta de liquidez que le fuerza a cancelar un nuevo caso en curso contra el asesino del ex primer ministro Rafic Hariri. Además, el Banco Mundial declaró que la debacle libanesa está entre las tres peores crisis económicas desde el siglo XIX. «Una contracción tan brutal y rápida acostumbra a estar asociada con conflictos o guerras», señaló la institución. El TEL, financiado por la ONU y el Líbano, es la nueva víctima de la recesión libanesa.
El tribunal recibe el 51% de sus fondos de contribuciones voluntarias y el 49% del Gobierno libanés, que sufre una parálisis que ahonda al país en su peor crisis económica en tres décadas. Para 2020, el Tribunal Especial tenía un presupuesto de 55 millones de euros, pero para este año se ha reducido casi en un 40%. A la vez, presentaron sus problemas para obtener contribuciones.
Con la intención de salvar al TEL, operativo desde 2009, el secretario general de la ONU, António magistrados. El primer ministro designado, Saad Hariri, pidió al Gobierno que pague sus cuotas para el TEL y que la comunidad internacional asuma su responsabilidad para que la justicia pueda seguir con su labor. El Ejecutivo libanés, en funciones desde su dimisión por la explosión en Beirut en agosto, ha pedido a la ONU que explore de forma urgente.
El Líbano vive una de las tres peores crisis económicas de la historia desde el siglo XIX, según el
Banco Mundial. La debacle «ha exacerbado las deficiencias nacionales a largo plazo, incluidas debilidades institucionales, políticas económicas y sociales fallidas y una pésima prestación de servicios públicos”, declaró la institución. «Existen mayores riesgos de que se desencadene el malestar social», añadió. En apenas dos años, el Producto Interior Bruto (PIB) se ha desplomado un 40%. Ahora también la justicia sufre la crisis en sus propias instituciones.
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