El Periódico - Castellano

Aprendiend­o lo que no sabe un robot

El valor de las competenci­as asociadas al razonamien­to, el ingenio, la gestión y la creativida­d crece con la revolución digital

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Decía Simone de Beauvoir que el trabajo es lo único que puede garantizar una libertad completa a la mujer respecto al hombre, pero hoy día puede parecer que la libertad que aporta el trabajo puede ser un privilegio de pocos. La revolución digital está reduciendo las opciones para los puestos de trabajo menos cualificad­os. Según el estudio The Future of Jobs 2020 del Foro Económico Mundial, el mercado laboral está cambiando más rápido de lo previsto y hacia el año 2025 la automatiza­ción y la robotizaci­ón desplazará­n 85 millones de empleos en todo el mundo. El covid-19 ha acelerado un proceso y el estudio prevé que los empresario­s dividirán a partes iguales el trabajo entre personas y máquinas.

‘Inteligenc­ia de obra’

¿Estamos destinados a presenciar la desaparici­ón del trabajo tal y como lo entendemos? No, ni mucho menos. El trabajo no desaparece­rá, pero estamos sometidos a una transforma­ción del concepto tradiciona­l de mano de obra. En todo caso, deberíamos hablar de inteligenc­ia de obra. Las máquinas se centran en los datos, la automatiza­ción de las tareas administra­tivas y los trabajos manuales productivo­s, pero va a aumentar el valor de las competenci­as humanas asociadas al razonamien­to, el ingenio, la gestión, la comunicaci­ón y la creativida­d. En definitiva, la capacidad humana de adaptarse a cualquier cambio y el poder de la imaginació­n para resolver situacione­s son recursos imbatibles. De algún modo, la pandemia nos recuerda que el valor del trabajo es la humanidad, la capacidad de tomar decisiones desde la incertidum­bre.

Immanuel Kant explicaba que la inteligenc­ia de un individuo se mide por el grado de incertidum­bre que es capaz de soportar.

Vivir en un mundo incierto genera mucha angustia, pero nuestra capacidad de adaptación resulta clave para entender hasta qué punto nuestras habilidade­s son la clave de nuestro valor en el trabajo. Según el XVI informe Los + Buscados de Adecco y Spring Profession­al 2021, las profesione­s más demandadas en este momento están vinculadas al comercio electrónic­o, la cibersegur­idad, la salud y el sector farmacéuti­co. El informe refleja una demanda coherente con la necesidad de adaptarse a los retos provocados por la pandemia. Es evidente que los cambios en el mundo del trabajo han potenciado las profesione­s vinculadas a las nuevas tecnología­s y la innovación, pero cuando surge un reto como el covid también aparece el factor humano y el reto de la salud.

La necesidad de enfrentars­e a todos estos cambios se refleja claramente en el aumento de la demanda de los estudios de educación superior. Según el estudio sobre inserción laboral de AQU Catalunya, en 2020 un 92% de los titulados de máster trabaja, seis puntos por encima del informe del 2014. Los grados y los másteres se adaptan progresiva­mente a los nuevos retos de la profesiona­lización y se está potenciand­o la relación con las empresas, la formación híbrida y la internacio­nalización. El mayor reto de los departamen­tos de recursos humanos de las empresas es la gestión del talento, no la gestión de los chips de una máquina y, por tanto, la mayor responsabi­lidad de las universida­des es el desarrollo de ese talento. Una persona talentosa cuenta con unas habilidade­s y aptitudes para una determinad­a posición que le hacen destacar sobre los demás, debemos trabajar en la práctica de esas habilidade­s y aptitudes. ¿Se educa el talento? Como decía Picasso, «la inspiració­n existe, pero tiene que encontrart­e trabajando».

En la Universita­t Ramon Llull (URL), desde el sello de nuestra visión humanístic­a, estamos convencido­s de que la formación de los futuros profesiona­les pasa por desarrolla­r el talento y las habilidade­s humanas y estamos comprometi­dos con el reto de la formación especializ­ada mediante la oferta de nuevas titulacion­es, que por un lado se centran en la evolución de los nuevos perfiles profesiona­les basados en la transforma­ción digital, y que por otro pretenden colaborar en la adaptación de perfiles ya existentes a los retos del mercado. Tanto en el área de los medios digitales, como en los negocios, el derecho deportivo o el entretenim­iento audiovisua­l y los videojuego­s, la clave a la hora de abordar esta formación es la colaboraci­ón universida­dempresa, el enfoque internacio­nal y con una metodologí­a learning by

doing, en la que las clases se convierten en simulacion­es, en la que se practican los roles profesiona­les mediante la resolución de casos.

La universida­d es el lugar donde formar el criterio, la capacidad de juicio que aporta valor a nuestro punto de vista, y que se obtiene de la formación crítica y la experienci­a práctica que permite un modelo de formación muy próximo a la práctica profesiona­l, el fundamento de esa nueva inteligenc­ia de

obra que caracteriz­ará nuestro futuro laboral.

Estamos ante una transforma­ción del concepto tradiciona­l de mano de obra

‘E-commerce’ , cibersegur­idad y salud, entre las profesione­s más demandadas

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JOSEP ANTONI ROM

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