Judith Colell DIRECTORA DE CINE
La directora catalana presenta en el Festival de Málaga 15 horas, un drama sobre la violencia machista en el contexto de las élites económicas y culturales, rodado y ambientado en la República Dominicana.
Hace 11 años, Judith Colell se aproximaba al lacerante drama del abuso de menores en la magnífica
Elisa K, película codirigida con Jordi Cadena que se alzó con el premio especial del jurado en el Festival de San Sebastián. «Me interesa el cine como herramienta de denuncia, que sirva para remover conciencias. No entiendo el cine de otra manera», sostiene la directora catalana, que invoca a este irrenunciable compromiso social en su nueva película, 15 horas, un conmovedor acercamiento a la violencia machista rodado y ambientado en la República Dominicana que se presentó ayer en el Festival de Málaga dentro de la sección a competición.
«El maltrato es una forma de infierno. Y es muy difícil salir de él», afirma Colell en conversación con este diario justo antes de viajar a Málaga. En la película, una joven violinista (Sterlyn Ramirez), harta de los continuos episodios de violencia física y psicológica a los que la somete su marido, un prestigioso director de orquesta (Marc Clotet), decidirá dar el gran, heroico paso y pedir ayuda. El camino, sin embargo, será tortuoso, pues deberá enfrentarse a toda suerte de obstáculos familiares, sociales y burocráticos. «Es una situación común a todos los países: salir de esta pesadilla cuesta mucho, porque la mujer está tan empequeñecida, se siente tan miserable, que no solo tiene miedo al marido, sino que llega a pensar que se lo merece. Y en el caso concreto de la República Dominicana, la situación en todavía peor, porque la violencia machista es una lacra social, pero no existen los mismos protocolos de protección que aquí», relata la directora.
Colell llegó al proyecto de 15 días
a través de la guionista Cira Valiño. «Me dijo que dos productoras dominicanas buscaban una directora española para una película sobre el maltrato machista», recuerda. La primera idea de guion que les hicieron llegar no le acabó de convencer. «Era una historia más de thriller, abogados, juicios. No lo vi claro». E hicieron su propia propuesta, llevando el caso de malos tratos a un terreno poco explorado: el de la violencia machista entre las élites culturales y económicas. «Los ricos y guapos, en resumen. Gente que aparenta vivir vidas perfectas, que oculta sus infiernos personales por miedo a perder el estatus social, y más en un país como la República Dominicana
donde el abismo entre clases es enorme», relata Colell.
El caso Rocío Carrasco
El filme llega a Málaga con la onda expansiva del caso Rocío Carrasco sacudiendo aún el sismógrafo del debate social. «No he seguido la docuserie al completo, pero el tema me ha interesado mucho. Más allá de lo en contra que esté del show, si la situación horrorosa que ha vivido Rocío ha servido para que haya mujeres que se han atrevido a denunciar, bienvenido sea», afirma la directora, cuyas convicciones feministas le hacen tirarse de los pelos ante las corrientes negacionistas de la violencia machista. «No puedo entender a esos políticos, o a la gente en general, que niegan el maltrato a la mujer. ¿Pero estos señores, oigan, viven en la realidad? ¿Acaso tienen corazón?», se pregunta.
Acadèmia del Cinema Català
«Tenemos que seguir hablando de este tema hasta que no haya ni una mujer muerta. Ni una», sentencia enérgicamente. «Y todos deberíamos implicarnos, no mirar hacia otro lado, como a veces hacemos pese a saber que en nuestro entorno hay un caso de malos tratos». Para ello, la cineasta evoca un fragmento colosal de Código desconocido, de Michael Haneke: «Esa escena, sí, en la que Juliette Binoche está planchando y escucha ruidos y golpes de los vecinos de arriba. Entonces deja de plancharynotasquealgopasaporsu cabeza, como si quisiera intervenir. ¿Me meto? Pero sigue planchando y subeelsonidodelateleparanoescuchar la realidad de los golpes».
Directora del grado de Comunicación Audiovisual de la Blanquerna URL, Colell (Sant Cugat, 1968) vive un enérgico momento profesional, pues además de la presentación de
15 horas en Málaga, lidera una de las dos candidaturas a la presidencia de la Acadèmia del Cinema Català, elección que tendrá lugar el próximo día 14. «Hemos de combatir la pérdida de músculo del cine catalán. Y conseguir que el público lo haga suyo», apunta la directora, que durante seis años fue vicepresidenta de la Academia del Cine Español: «Aquello fue un máster y es el momento de poner ese aprendizaje al servicio del cine de mi país y de la gente que hace cine en Catalunya».