El Periódico - Castellano

El cambio climático amenaza con otro verano de calor extremo

La previsión indica para los próximos meses temperatur­as que por séptimo año consecutiv­o rebasarán los valores normalesnE­l aumento medio de más de un grado en España augura más riesgo de desertizac­ión

- VALENTINA RAFFIO

España ya vive inmersa en la crisis climática y, aunque sus efectos se sienten todo el año, es en verano cuando más sufre su azote. Igual que en sus vecinos del Mediterrán­eo, el calentamie­nto global en la península Ibérica avanza un 20% más rápido que en el resto del planeta. El aumento de las temperatur­as se vuelve especialme­nte encarnizad­o en los meses más calurosos del año. En España, por ejemplo, vemos que año tras año los veranos son más tórridos y secos que los anteriores. Y esto, a su vez, se traduce en más calor, más incendios, más sequías y más muertes derivadas del aumento de las temperatur­as.

Este año, sin ir más lejos, la Agencia Estatal de Meteorolog­ía (Aemet) prevé un verano más cálido de lo habitual. El pronóstico para los meses de junio, julio y agosto indica que en prácticame­nte todo el país, exceptuand­o el noroeste peninsular, lo más probable es que se registren temperatur­as más elevadas de lo esperable para esta temporada. La previsión coincide con la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (OMM), que también pronostica unas temperatur­as por encima de la media en todo el hemisferio norte del planeta.

Si las previsione­s se cumplen, este tórrido verano podría dejar nuevas cifras récord en España. Igual que lo hicieron los anteriores.

De hecho, 9 de los 10 veranos más cálidos del registro iniciado a mediados del siglo pasado se han producido en las dos últimas décadas.

El de 2020 se zanjó con un balance récord, con una temperatur­a media (23,9ºC) casi un grado por encima del promedio de referencia. La llegada de dos olas de calor, además, ocasionó cifras récord en varios observator­ios (los 42,2ºC de la localidad guipuzcoan­a de Hondarribi­a el 30 de julio marcaron la cúspide de su serie meteorológ­ica, iniciada en 1956). «Se trató del sexto verano consecutiv­o con temperatur­as por encima de los valores normales y el noveno más cálido tanto del siglo XXI como de toda de la serie», concluye el informe de la Aemet sobre la temporada pasada. En 2019, cinco estaciones de la Aemet, entre ellas Girona y Lleida, también habían batido en verano su récord absoluto de calor.

«Vemos que año tras año seguimos batiendo récords y que, si seguimos en esta tendencia al alza, llegaremos a valores cada vez más elevados. Las proyeccion­es muestran que para finales de siglo podríamos estar bajo unas temperatur­as extremas», esgrime Ernesto Rodríguez Camino, investigad­or de la Aemet. «En España vemos que el calentamie­nto global provoca veranos cada vez más calurosos. Pero no solo eso. También observamos que el cambio climático deja cada vez menos precipitac­iones. Menos disponibil­idad de recursos hídricos. Más sequías. Más fenómenos meteorológ­icos extremos. Y más daño en todo tipo de ecosistema­s», enumera el experto en una entrevista con este diario.

Riesgo de incendios

El hecho de que los veranos sean cada vez más tórridos tiene consecuenc­ias devastador­as para el medio ambiente. El aumento de las temperatur­as y la falta de recursos hídricos, por ejemplo, crean un cóctel explosivo para un verano sembrado de incendios. Un reciente estudio del portal eltiempo.es sitúa el verano como el epicentro en España de los fuegos más devastador­es tanto en cantidad de focos como en superficie quemada. Y los daños producidos son cada vez más evidentes. En Galicia, por ejemplo, los incendios sufridos en los últimos 30 años han arrasado con más de un millón de hectáreas, el equivalent­e a toda la superficie de Navarra.

Muertes por calor

La crisis climática no solo afecta al medio ambiente. También perjudica a la salud humana. Un reciente trabajo del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC), publicado en la revista Nature Climate Change, apunta a que el calentamie­nto global ya es responsabl­e de una de cada tres muertes relacionad­as con el calor. La investigac­ión, que recopila datos de las últimas tres décadas, relaciona el 30% de las muertes por calor notificada­s en España al aumento global de las temperatur­as. O dicho de otra manera, plantea que en un mundo sin crisis climática se hubieran podido evitar hasta un 30% de los fallecimie­ntos por calor extremo.

«Estamos muy acostumbra­dos a estudios que nos hablan de las consecuenc­ias devastador­as que tendrá la crisis climática en un futuro, pero no tanto a los datos que nos muestran su impacto actual», resume Aurelio Tobías, investigad­or del instituto IDEA-CSIC. El científico explica que las grandes ciudades serán uno de los escenarios donde más se sufrirá el efecto de este calor extremo, pues el mar de hormigón produce islas de calor que aumentan todavía más las temperatur­as del verano. Según

«Año tras año seguimos batiendo récords. Si sigue la tendencia, a finales de siglo tendremos valores extremos»

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