«Europa aún no ha aprendido la lección sobre la inmigración»
El jefe del Partido Demócrata (PD) italiano dejó en marzo, para liderar la formación, un prestigioso puesto como decano de Asuntos Internacionales en la Universidad de Sciences Po de París. El dirigente (Pisa, 1966) tomó la decisión con la idea de evitar una nueva implosión de su partido en un momento en el que las derechas italianas siguen en buena forma y el jefe de Gobierno es Mario Draghi, un exbanquero. — Ha criticado el plan de Italia para obtener los fondos del [plan de recuperación europeo] Next Generation, al afirmar que no hay suficientes recursos asignados a la transición verde.
— En el plan italiano hay mucho sobre muchos temas, por lo que no es eso lo que me preocupa. Lo que me preocupa es que Italia no sea capaz de gastar esos recursos, como ocurrió en el pasado.
— Pero, aun así, ¿cuál es su postura, por ejemplo, sobre el gas?
— Mire, si queremos que una transición como la que tenemos delante sea exitosa, deberíamos aumentar el balance destinado a la transición en sí, para acompañar los procesos y evitar emergencias sociales. Porque es evidente que tendremos que abandonar el gas, pero también es evidente que hoy en esa industria trabajan muchas personas.
— En Italia y España también hay quien se opone a esa transición en el sector agrícola.
— Insisto: para que no haya revueltas sociales como la de los chalecos amarillos franceses es necesario financiar adecuadamente los procesos de transición [hacia la economía verde], ayudar a los trabajadores a reconvertirse, a encontrar otras formas de sustento.
— Una queja común del sur europeo es la falta de solidaridad del norte en el reparto de migrantes. ¿Cómo se sale de este bloqueo?
— Hace unos 10 días mantuve una conversación con Pedro Sánchez y con el primer ministro portugués, Antonio Costa, sobre este tema. Y puedo decir que, uno, me alegro de que el próximo Consejo Europeo tenga previsto un debate sobre este tema; eso sí, espero que España, Grecia, Portugal e Italia lleguen al encuentro con una posición común. Dos, y esta es una idea mía, creo que una solución única para los 27 es imposible.
— ¿Qué quiere decir?
— Como presidente del Instituto Delors trabajé en un documento en el que pedíamos una «coalición de la voluntad», para que se asocien solo los países que quieren de verdad encontrar una solución a este asunto, y queden fuera los que solo quieren frenar. Ha habido muchas crisis en los últimos años, y en muchos casos, Europa ha sabido encontrar soluciones; pienso en las crisis financieras y en las sociales. Pero, en el frente migratorio, la UE no ha aprendido la lección. Los países del norte siguen muy cerrados.
— ¿Cómo ve la relación entre España e Italia?
— Ambos tenemos importantes desafíos. Uno es la reforma del pacto de estabilidad que debería transformarse en un pacto de sostenibilidad. He leído un reciente artículo de Wolfagang Schäuble, actual presidente del Parlamento alemán, [en el que el germano pidió una disciplina fiscal más rígida], y espero que esa no sea la postura general en Alemania. Si así fuera, habrá tensión. Y hay otra cuestión.
— ¿Cuál?
— Que ambos países debemos gastar bien los fondos de la UE, para que los Next Generation se conviertan en una herramienta permanente, que ayude a innovar, a investigar, a ser sostenibles y a ser competitivos ante el avance de chinos y estadounidenses. Aquí de nuevo hay una batalla sur versus norte, por eso italianos y españoles debemos demostrar que podemos usar eficazmente esos fondos.
—¿Le preocupa el ascenso del partido ultra Hermanos de Italia?
— [El líder de la Liga, Matteo] Salvini y [la líder de Hermanos de Italia, Giorgia] Meloni tienen un electorado que se intercambia mutuamente. Eso sí, me preocupa que en Italia haya un 40% de electores que desde hace dos años siguen votando a la derecha, una derecha que en España se alía con Vox. Esto es muy inquietante. Pero yo he regresado de París justamente para ayudar a revertir esta tendencia.