Un hombre caprichoso y bronco
El asesino de Olivia y Anna parecía tener una vida envidiable. Hijo de una familia adinerada, empresario de éxito, deportista muy competitivo... Pero bajo ese barniz se vislumbraba un carácter agresivo.
El primer gran revés en la vida aparentemente perfecta de Tomás Gimeno fue cuando su exmujer, Beatriz Zimmermann decidió cortar la relación que habían mantenido desde que eran muy jóvenes. Ella inició una nueva vida con otra pareja, un belga de unos 60 años, Eric Domb. Gimeno le conocía. Hasta ese momento, Tomy, como le conocían en su entorno, «lo tenía todo», resumen sus amigos: una familia acomodada, propiedades, vehículos de alta gama… Sin embargo, si consideraba que alguien perjudicaba sus intereses, se volvía violento.
Nació en el seno de una familia adinerada, con grandes extensiones de tierra en el sur de Tenerife y negocios vinculados a la agricultura. Paradise Plants, una empresa a su nombre, declaró antes de la crisis una facturación superior a los dos millones de euros. Como joven empresario, a Tomás le gustaba vivir la vida al límite. Llegó a ser un buen jugador de pádel, con victorias en torneos locales. También disfrutaba compitiendo en pruebas de automovilismo, motocross y motos de agua. Sin embargo, además de esa vida «casi de película», en su trayectoria también existieron otros episodios que revelan su carácter bronco e irascible. Hace una década agredió a un tío paterno. Fue procesado.
Solía dejarse ver con frecuencia por locales de ocio nocturno en el sur de Tenerife, donde mantuvo varias relaciones esporádicas, en paralelo a la que mantenía con su novia de toda la vida.
Entonces, en esos primeros años con Beatriz, residieron en una vivienda en la finca familiar de Guaza. Durante cuatro años y medio, ese fue el hogar familiar que conoció Olivia, cuyo cadáver fue encontrado el pasado jueves.
Beatriz, sin embargo, se estaba empezando a cansar. «Guaza está lejos de todo», le dijo. Por eso decidieron comprar la vivienda y la finca en Igueste de Candelaria, en las medianías del sureste de Tenerife, para estar más cerca del trabajo y del colegio de las niñas.
Un día, la mujer decidió que su convivencia con Tomás debía acabar y apostó por iniciar una nueva vida con Eric. Y a Tomy se le empezó a derrumbar su estabilidad emocional. En julio del año pasado contrató a una detective de La Laguna para que la siguiera. Ya en aquel momento, el aspecto físico de Tomás no era el de la primera foto que se mostró tras el asesinato de sus hijas. Estaba mucho más delgado
A finales de 2020 ocurrió un hecho preocupante. Coincidió con Beatriz y Eric en el aparcamiento de una cafetería. Se dirigió al vehículo en el que ambos llegaron y golpeó varias veces a Eric. Ella quiso interponerse y también fue golpeada. La tragedia estaba comenzando a fraguarse.