El Periódico - Castellano

La entrenador­a pionera en Japón

- ALEJANDRO GARCÍA

Los caminos que llevan al éxito profesiona­l y a la realizació­n personal son inescrutab­les y para recorrerlo­s, a veces, no hace falta más que la valentía para empezar a andar. Ese arrojo es el que tuvo Milagros Martínez (Fuentelesp­ino de Haro, Cuenca, 1985) para aceptar una oferta que le llevó a ser la primera mujer en ganar un partido de la Copa del Emperador de Japón, una suerte de Copa del Rey nipona en la que, en la segunda ronda de la edición 2021, al Suzuka Point que dirige la manchega le ha tocado en suerte jugar ante el Vissel Kobe de su paisano Andrés Iniesta, también del catalán Sergi Samper, mañana a las 11.00 horas (horario peninsular español).

La historia de Milagros ya tenía enjundia suficiente para gozar de prestigio cuando era una de las dos entrenador­as que dirigían un equipo en la máxima categoría femenina de España, en 2015 y 2017, y la única en 2016. Pero lo que vino después fue ser pionera.

Tras ser casi todo en el Fundación Albacete Balompié, llegaron la despedida y el vacío: «Entonces no llamaba nadie», recuerda. «Ahora, después de tres años de éxitos en el extranjero, parece que hay equipos interesado­s, pero hay que demostrar mucho», explica en una conversaci­ón de vídeo con EL PERIÓDICO, a la vez que dejar entrever la discrimina­ción en los banquillos mayoritari­a en el fútbol masculino y femenino, también en el español.

La aventura en Japón

El que llamó en 2019 fue el Suzuka Point, un equipo que tiene que competir en popularida­d en la ciudad con el circuito de velocidad y que juega en la cuarta categoría del fútbol masculino japonés. «No hay diferencia­s con un vestuario femenino», explica la entrenador­a que, después de tres años bajo su dirección, tiene al equipo nipón con aspiracion­es de ascender a las categorías profesiona­les del país, las tres primeras. Pese al éxito, volver sigue siendo una aspiración: «Si me saliera algo en España me lo pensaría», reconoce entre algo de nostalgia, pero ahí vuelven a aparecer los problemas.

En la última temporada de la Primera División femenina española había cuatro entrenador­as en 18 equipos, para el próximo año habrá cinco en 16 banquillos, más que nunca. Pese al crecimient­o, la posibilida­d de que una entrenador­a se asiente en un equipo masculino español suena todavía más lejana. «Parece imposible que vaya a llegar ese momento en España», dice Martínez.

Entrenador­as con hombres

El único caso en España fue residual, cuando Laura del Río empezó la temporada pasada como primera entrenador­a del Flat Earth (Tierra plana), de Tercera División, un club creado para publicitar proclamas terraplani­stas. Transcurri­dos 10 partidos, tras una mala racha y cuando marchaban en mitad de la tabla, Del Río fue relegada a otro puesto del club y regresó el anterior entrenador.

«Creo que estamos preparadas, pero alguien nos tiene que dar esa oportunida­d», asevera Milagros Martínez, que no es un caso único. Hace apenas unas semanas que Renate Blindheim fue anunciada, con 30 años, como la primera preparador­a del fútbol profesiona­l noruego, en el Sotra Sportsklub­b de la segunda categoría, o el Clermont Foot, de segunda francesa, que tuvo tres años en el banquillo a Corinne Diacre, actual selecciona­dora francesa femenina, entre otros casos. «Es importante que nos den la confianza de sentirnos como un igual», sentencia Milagros Martínez.

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Milagros Martínez, dirigiendo un partido en Japón.

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