Putin aspira a seguir en la liga de los grandes
La celebración del encuentro bilateral es ya por sí misma una victoria para el dirigente ruso y una demostración de que el aislamiento internacional a Rusia por sus ilegalidades es imposible.
Vladímir Putin volverá a sentarse, frente a frente, y de igual a igual, con un presidente estadounidense. En el pasado, ya lo hizo con Bill Clinton, George Bush, Barack Obama y Donald Trump, cuatro de los predecesores de Joe Biden. Y ahora, pese a que Rusia es acusada de vulnerar permanentemente sacros principios de la legalidad internacional, incluyendo la anexión de un territorio perteneciente a un país extranjero por la fuerza militar, estas cumbres bilaterales siguen siendo una cita imprescindible, lo que, a juicio de Moscú, viene a demostrar que el aislamiento internacional de Rusia es imposible.
Esta es, a grandes rasgos, la principal aspiración del Kremlin de cara a la cumbre de hoy entre los presidentes de EEUU y Rusia. Para la parte rusa, «la misma celebración de la cumbre constituye un logro de su diplomacia, aunque no se tomen decisiones», señala telefónicamente Andréi Kortúnov, director del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales (RIAC), un laboratorio de ideas vinculado al Ministerio ruso de Asuntos Exteriores. La cita de Ginebra demuestra que el país «continúa jugando en la misma liga» que su rival norteamericano, continúa el experto.
Desarme y equilibrio
Cuestiones de imagen aparte, para el Kremlin, el desarme y todos los temas referentes a la estabilidad estratégica serán los puntos más relevantes a tratar, al igual que para la delegación norteamericana. «Espero que la cumbre sea un punto de partida», aseguró el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Riabkov, al diario Izvestia.
Y aunque la prolongación del tratado START III en febrero ha garantizado que por el momento, ambas superpotencias nucleares no se van a lanzar a construir nuevos proyectiles de largo alcance sin control, los avances tecnológicos han generado muchos temas pendientes: «el cosmos, la ciberguerra, los drones...», enumera Kortúnov. «Si el trabajo en este campo se reanuda, eso ya será un logro», concluye.
Cuestiones vetadas
Durante la negociación de la agenda de temas a tratar, el Kremlin ya dejó claro que existen asuntos que bajo ningún concepto deberán abordarse durante las discusiones, en concreto el trato que recibe la oposición rusa y el encarcelamiento de Alekséi Navalni, considerado por el Kremlin como una injerencia en sus asuntos internos. Hace unos días, durante una intervención, el líder de la Casa Blanca llegó a asegurar que, durante la reunión con Putin, evocaría el respeto a los derechos humanos, lo que fue respondido con una nada velada advertencia.
Las propuestas de temas «no encajan» y en los próximos días, EEUU recibiría «señales incómodas» del malestar del Kremlin, contestó el propio Riabkov. De inmediato, Moscú anunció el reforzamiento del despliegue militar junto a la frontera de Ucrania, y se hizo publico la existencia de un ciberataque contra una empresa cárnica desde territorio ruso. Hasta tal punto el tema es de importancia que hasta ha hecho fracasar la difusión de un comunicado conjunto tras el encuentro. «Fracasó por la exigencia rusa de incluir la no interferencia en los asuntos internos», según revela Kortúnov.
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