Una marcha de judíos ultranacionalistas devuelve la tensión a Jerusalén
Miles de manifestantes de extrema derecha pasean por la Ciudad Vieja bajo la protección de la policía israelí, que hiere a 33 palestinos y detiene a 17
Vuelve la tensión a Tierra Santa. La Marcha de las banderas celebrada ayer ha reavivado la violencia enterrada que supuso 11 días de enfrentamientos entre Hamás e Israel. Miles de judíos ultranacionalistas marcharon por la Ciudad Vieja de Jerusalén protegidos por la policía israelí, que se enfrentó a los manifestantes palestinos dejando 33 heridos y 17 detenidos. Con un Gobierno recién estrenado, Israel despierta fantasmas que no estaban tan dormidos.
«Muerte a los árabes», se volvió a escuchar en las calles de Jerusalén. Unos 5.000 judíos de extrema derecha ondearon sus banderas por la Ciudad Santa, entre los cuales había diputados de la ultraderecha racista. La polémica marcha no cruzó el Barrio Musulmán ni se adentró por la emblemática Puerta de Damasco. Allí, antes de iniciarse la ruta, centenares de palestinos se manifestaron. La policía israelí respondió con violencia en el intento de despejar la zona para evitar enfrentamientos entre los dos grupos.
En los pueblos sureños de la frontera con Gaza, los globos incendiarios mandados por Hamás causaron una veintena de incendios. Hace apenas un mes, el 10 de mayo, la Marcha de las banderas anual se canceló. Centenares de judíos de extrema derecha no pudieron marchar para celebrar la captura de Jerusalén en 1967. La violencia de la policía israelí contra los manifestantes palestinos en la Explanada de las Mezquitas provocó el lanzamiento de cohetes desde Gaza. Tras 11 días de bombardeos, 280 palestinos murieron en la Franja y en Cisjordania, y 13 israelís.
Ayer, los judíos radicales sí pudieron ondear sus banderas en la Ciudad Vieja. Desoyendo las recomendaciones de la policía, el ya ex primer ministro Binyamin Netanyahu aprobó la nueva convocatoria de la marcha a modo de regalo de despedida para sus sucesores. Se alteró la ruta para evitar que cruzara zonas sensibles. Los fanáticos asistentes sí bailaron ante la Puerta de Damasco, donde el pasado viernes ya hubo enfrentamientos por la presencia desafiante del diputado de extrema derecha, Itamar Ben Gvir.
«Peligrosas repercusiones»
«Advertimos de las peligrosas repercusiones que pueden resultar de la intención de la potencia ocupante de permitir que los colonos israelís extremistas lleven a cabo la Marcha de la bandera en la Jerusalén ocupada», tuiteó el primer ministro palestino, Mohamed
Shtayyeh. El nuevo Ejecutivo israelí aprobó esta herencia de Netanyahu poniendo en riesgo la seguridad y arriesgándose a una nueva escalada de violencia. «Es una provocación a nuestro pueblo y una agresión contra Jerusalén y nuestros lugares sagrados», denunció Shtayyeh.
Unos 2.000 agentes de policía se desplegaron por la Ciudad Santa. La permisividad de las autoridades para esta retadora marcha muestra la gran influencia que siguen teniendo los colonos nacionalistas sobre el Gobierno. «Qué alegría que Jerusalén haya regresado a nuestras manos, la Danza de Banderas expresa nuestro gran júbilo por el regreso de Jerusalén al pueblo judío», celebró el influyente rabino Haim Druckman, a la vez que animaba a asistir.
La permisividad del nuevo Gobierno al autorizar el acto evidencia la influencia política de los colonos
También Hamás y la Yihad Islámica incitaron a los palestinos a «resistir» ante esta tensa jornada. «Que sea el día de movilización y unidad hacia la mezquita de Al Aqsa y un día de ira y desafío para el ocupante», exigió el portavoz de Hamás en Jerusalén, Mohamed Hamadah. Desde Gaza, el subjefe de la milicia, Khalil al Hayya, emitió una advertencia a Israel: si no controlaban el «extremismo de los colonos» y la Marcha de las banderas, el «frágil alto el fuego podría explotar».
Israel, a su vez, se mostró preparada para el combate. Según el Canal 13 israelí, el Ejército está en alerta máxima en la ocupada Cisjordania y a lo largo del frente de Gaza dispuesto para una posible escalada.
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