Ortega, a la caza de opositores
El mandatario, exguerrillero del Frente Sandinista, detuvo a 3 dirigentes de la oposición. Busca revalidar su mandato maniatando a sus contrincantes.
Daniel Ortega sigue adelante con su plan de acoso y derribo contra opositores y dirigentes históricos del sandinismo. La última víctima ha sido Dora María Téllez, conocida a finales de los 70 como Comandante 2 y una de las protagonistas de la toma del Palacio Nacional, el 22 de agosto de 1978. Fue vicepresidenta del Consejo de Estado, ministra de Salud y diputada. En 1995 rompió con Ortega y su círculo. Dos décadas más tarde, a Téllez no le quedaba duda de que aquel comandante victorioso que entró a Managua el 19 de julio de 1979 era algo más que una caricatura de sí mismo: lo llamó dictador. La exguerrillera ha sido arrestada junto con Hugo Torres, otro de los participantes de la toma del Palacio Nacional, y el exviceministro de Exteriores Víctor Hugo Tinoco. «Nunca pensé ver héroes de la lucha contra Somoza apresados por quienes les deben tanto», ha dicho la poeta Gioconda Belli.
A esas tres leyendas del sandinismo histórico se les ha aplicado la controvertida ley de defensa de los derechos del pueblo que el régimen de Ortega y su esposa, Rosario
Murillo, promulgó en diciembre pasado y que se ha esgrimido contra los opositores Cristiana Chamorro y Arturo Cruz, ambos en arresto domiciliario.
Ortega perdió el poder por los votos en 1990. Retornó a la presidencia en 2006 completamente transfigurado y como parte de un proceso de decantación ideológica. A partir de ese momento hizo todo lo posible para mantenerse en el poder. Sus piruetas políticas y éticas no se entienden sin su alianza con Murillo. Tampoco la represión que se ha desatado durante los últimos años. Téllez lo advirtió tiempo atrás: «Ortega cree que asesinando a más de 500 personas se puede adjudicar un triunfo y en realidad esto es la continuidad de una crisis sumamente severa que va a dar al traste con ellos».