Francia impone su autoridad
Aunque venció con un gol en propia puerta de Hummels, la selección liderada por Mbappé puso en liza todas las virtudes que le señalan como gran favorita del torneo y se impuso en Múnich ante unos alemanes impotentes.
La Eurocopa se vistió de gala para recibir un partido entre los dos últimos campeones del Mundial, con la mayor colección de estrellas consolidadas del continente, la primera gran cita de una Eurocopa que se llevó una selección de Francia autoritaria, que impuso su poderío y su calidad, pese a que solo pudo marcar con un gol en propia puerta de Hummels, ante una Alemania que dignificó el fútbol y el partido con su entrega y su vocación ofensiva, pero que terminó frustrada, ante la máquina bien engrasada que es el equipo francés en defensa, y casi sentenciada, por los contragolpes dirigidos por un majestuoso Mbappé que derivaron en dos goles anulados por fuera de juego.
Eran dos favoritos antes de su primer partido, y lo siguen siendo después de una buena puesta en escena, pero Francia ha reforzado su ventaja al frente de la carrera de los pronósticos. El de Deschamps demostró que es un equipo insuperable físicamente, que defiende con orden y que ataca con vertiginosidad y con la calidad de estrellas mundiales, sobre todo un Mbappé que exhibió una superioridad aplastante en un partido que era un choque de trenes, una batalla épica en Múnich entre dos gigantes que rebosó tensión, competitividad, nivel y fogosidad.
Mbappé demostró una superioridad imponente en el gran partido de la primera fase
Con todo, el trabajo artesanal fue de una Alemania que consiguió más acercamientos que ocasiones, pero el peligro parecía un monopolio de una selección francesa que, sin sufrir atrás, transmitía peligro en cada ataque, por mucho que no disfrutara de muchas ocasiones.
Crecimiento francés
Francia tiene potencial en todas las líneas, más en ataque, pero Alemania demostró más capacidad para manejar el balón, el ritmo del juego y la iniciativa con el balón. Así fue al inicio.
A cambio, el equipo de Deschamps desplegó un poderío en su medular que le permitió vivir tranquilo, aún sin el balón, y ser protagonista cuando consiguió cambiar la tendencia del partido superados apenas diez minutos.
Empezó el despliegue de Kanté, en defensa y en ataque, y el partido cambió: Alemania ya no tenía posesiones largas, apareció la profundidad, los pases y combinaciones vertiginosas, preámbulo de las ocasiones.
El primero que amagó con golpear fue Francia, con algún destello inspirador de Benzema y alguna demostración de capacidades de Mbappé, con Griezmann diluido entre la banda y la media punta. Y los franceses no tardaron en acertar al mentón alemán, aunque no hizo honores el primer gol a las expectativas y al nivel del partido: fue un tanto en propia puerta de Hummels, tras un centro de Lucas propiciado por un pase de Pogba.
Intentos alemanes
Obligada a atacar, la selección de Alemania dio un paso adelante, a medio camino entre su convicción ofensiva y la complacencia de una Francia dispuesta a hacer daño al contragolpe.
Pese a tener la presencia y la intención, a los de Löw les faltaba algo más para hacer daño al pétreo y blindado equipo francés, un elemento extra, como las especias para la comida, para generar ese peligro que transmitía de forma incesante el equipo de Deschamps cada vez que ingresaba en campo rival.
Todo sucedió con la aportación de Kimmich reducida, pese a ser uno de los destacados, recluido en un carril derecho desde el que no tuvo el peso en el partido que necesitaba su equipo. Tras el descanso, el equipo alemán creció, con más velocidad en el pase, más profundidad y más sensación de peligro, hasta acumular méritos suficientes para empatar, pero estuvo a punto de quedar sentenciado, dos veces. Poco después de la hora de partido, Mbappé hizo un gol majestuoso, anulado por fuera de juego, en un latigazo que soltó Francia, como si fuera un aviso de su poderío aletargado.
La insistencia germana fue obstinada, casi heroica, pero la secuencia de unos minutos antes se repitió: jugada de Mbappé y gol anulado por fuera de juego, esta vez de Benzema, que marcó a placer tras la asistencia del atacante del PSG, el jugador más valioso del partido.