Creer o no
No sé cómo acabará esto de la selección de Luis Enrique, y digo la selección de Luis Enrique porque no sé si esta es la selección que los 47.329.981 habitantes de España hubiesen confeccionado y que, como todo el mundo sabe (y tienen perfecto derecho a ello), cada uno de ellos lleva un seleccionador en su interior.
Digo que no sé cómo acabará pero, desde luego, ha empezado francamente mal. De momento, su presidente, Luis Rubiales, casi tan chulito (o más) que Javier Tebas, el patrón de LaLiga, va perdiendo por goleada (sí, eso que le falta a la selección de Lucho, goles, goles) ante el jefe del campeonato español de fútbol.
Y va perdiendo por goleada porque Tebas se jugó el bigote y la pasta al organizar un impecable (o casi) campeonato de Liga (interesantísimo, emocionantísimo, vibrante, espectacular) en plena pandemia y a Rubiales, nada más poner en marcha el circo de la selección, le crecieron los enanos.
Tal cual. La comparecencia de Luis Enrique para anunciar la lista de escogidos no pudo ser más criticada. Y no solo porque no había nadie del Real Madrid (eso es, ya lo sabemos, muy patrio), ni porque no estuviese Sergio Ramos, sino porque había (hay) jugadores que apenas han jugado con sus equipos en 2021 y porque otros, buenísimos (ya volveremos sobre ese tema), se han quedado en casa o de vacaciones.
Luego, ya saben, el contagio; luego, la ausencia de un líder y la expresión chulesca de L. E. del «líder soy yo»; luego, el terreno de juego en pésimas condiciones y, al final, perdón, al inicio del primer partido, hasta las redes de una portería rotas, por las que ni siquiera se pudo colar alguno de tantos remates fallidos de Morata, que, como dice Pedri, acabarán entrando, fijo, sí, claro.
No voy a ser yo quien mate a Morata ni mucho menos, pero ya tiene narices que, en el primer equipo titular de España, no estén ninguno de los dos goleadores españoles en la lista del Pichichi que lidera Leo Messi (por cierto, que sigue sin ganar ni impresionar con Argentina, pero renovado ya, en silencio, por el Barça), como son el portentoso Gerard Moreno y el no menos útil Iago Aspas, que, encima, tiene narices, querido L. E., es el asistente número uno, es decir, quien más goles ha regalado a sus compañeros en LaLiga.
Lucho, que a mitad de noviembre goleó a Alemania (6-0) con una alineación que, ¡vaya, hombre!, pudo haber repetido el lunes
Luis Enrique, en un ataque de entrenador, ha hecho un equipo en la que casi da igual quien juegue