Si hay sufrimiento no hay progreso
todo lo que se proponen. Se sienten impunes, les da igual si hay gente durmiendo, enferma o practicando yo qué sé. Ellos son invencibles, y por eso les da igual romper botellas en un lago lleno de patos; ellos son así y la autoridad se lo permite.
El Ayuntamiento de Camprodon instaló la recogida de basura hidráulica, es decir, contenedores enterrados en el asfalto y que camiones viejos y ruidosos recogen. Toda la recogida es nocturna; si estos contenedores están debajo de tu casa puedes recibir la amable visita de estos camiones entre cuatro o cinco veces por noche: a las cinco, a las seis de la mañana... Al ayuntamiento le va bien velar por el descanso de sus vecinos, o no. Botellones, recogida de basuras, mantenimiento de jardines a las ocho de la mañana, parada de autobuses, turistas, excursiones en moto, excursiones en coche, en quads, el trenecito del consistorio...
Camprodon es de todo menos un pueblo tranquilo. Si buscan tranquilidad, la encontrarán en la Costa Brava. El ayuntamiento, queridos lectores, no hace nada para evitarlo.
nYa hace unos años que las empresas son conscientes del daño social y medioambiental que provoca la extracción de los minerales de sangre. Pero hay uno, llamado coltán, codiciado por multinacionales, que está consiguiendo destruir silenciosamente la República Democrática del
Congo y nadie es capaz de gritar para pararlo. Este mineral es uno de los más utilizados para la fabricación de microchips, pero lo que nadie sabe es la historia que el mineral va escribiendo hasta llegar ahí.
En la República Democrática del Congo se han formado diferentes guerrillas que custodian las minas. Dentro de estas guerrillas, lo más impactante y funesto es que la gran mayoría de los soldados son niños a los que se les ha privado de la infancia. Son raptados de sus casas, alejados de sus familias y sus vidas valen menos que el mineral que están destinados a custodiar. Son sometidos a trabajos forzosos en las minas, cuya expansión acarrea un sufrimiento medioambiental que destruye uno de los más famosos pulmones del planeta, deforestando y dejando sin hábitat a los animales de la zona.
La razón por la que gobiernos y multinacionales encubren con su silencio las atrocidades que provoca la extracción de este mineral es puramente económica. Con seis meses cumplidos de este 2021 y 21 años del siglo XXI, ¿solo hemos demostrado avanzar a costa de la miseria y el sufrimiento? Para que un niño del primer mundo juegue con un smartphone de última generación, ¿tiene que explotarse a un niño de un país subdesarrollado? Deberíamos entender el progreso como un avance de los derechos fundamentales de todos, y los avances tecnológicos deberían servir para cuidar mejor del planeta. Si el progreso causa sufrimiento a la humanidad, no es progreso.
Ahora nos toca a los jóvenes luchar por la dignidad de la sociedad y por los derechos humanos. Nos toca alzar la voz ante el silencio imponente. Nos toca creer y crear un mundo mejor. Nosotros también tenemos algo que decir.
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