Unas grietas dejan sin piso a 10 familias de L’Hospitalet
Los vecinos del 218 de la avenida del Carrilet acusan a la constructora de un edificio contiguo de la aparición de graves hendiduras en sus viviendas.
Una comunidad entera de vecinos, en el número 218 de la avenida del Carrilet de L’Hospitalet de Llobregat, lleva más de seis meses viviendo fuera de su casa. ¿El motivo? La aparición de unas peligrosas grietas en la fachada, escalera e interiores de algunas viviendas que, aseguran, podrían haber sido causadas por unas obras de construcción colindantes a su edificio.
Durante todo este tiempo, estas familias lamentan que han estado pagando un alquiler o un hotel y, a la vez, sufragando las hipotecas y los suministros de unos pisos a los cuales no pueden volver a vivir. Calculan que reparar los daños estructurales del edificio les costará entre 150.000 y 200.000 euros. No es solo un perjuicio económico, dicen, también es un daño psicológico: «La sensación de impotencia es brutal. Estamos muy afectados», comenta una de las vecinas, Sandra Martín.
De momento, a principios de junio se ha producido un principio de acuerdo, verbal y sin fecha establecida, por el cual los técnicos de ambas partes (vecinos y promotora) se reunirán para determinar cuáles son las actuaciones que se deben llevar a cabo de forma urgente para que las familias puedan volver a sus casa. Unas intervenciones que no tendrán coste para los vecinos.
Justo antes de Navidad
El pasado 2 de diciembre, la vida de esta comunidad de vecinos cambió para siempre. «Se notó un leve temblor de tierra y se abrieron una serie de grietas en la escalera del edificio», explica el vecino del 4º, Joan Espín. «A las siete de la tarde los bomberos ya habían declarado que teníamos que abandonar la vivienda. Estábamos en plena pandemia; casi era Navidad y en el ayuntamiento solo había unos pocos teletrabajando», recuerda. «Cogimos un par de maletas y nos fuimos», detalla.
La Guardia Urbana ofreció a las familias alojarse en el albergue municipal, pero todos optaron por quedarse con algún familiar o ir a un hotel. No sabían que esta situación se alargaría meses.
Dos días después del siniestro, en una reunión con el consistorio, la constructora se comprometió a fijar la escalera con unas escuadras. Una solución que no convenció a los bomberos que volvieron a determinar que el edificio «no era seguro». La situación se ha ido prolongando y los vecinos han contratado a un arquitecto y a un abogado.
Por su parte, fuentes del consistorio hospitalense explican que se está haciendo «un seguimiento del conflicto», aunque admiten que, al tratarse de «un asunto entre dos partes privadas», lo máximo que puede hacer la institución es mediar y proporcionar alojamiento alternativo a los afectados.
«Hubo un temblor de tierra», cuenta uno de los vecinos, que estarán seis meses sin casa