El Periódico - Castellano

ABIERTA HASTA EL 3 DE OCTUBRE

El Museu del Disseny de Barcelona acoge la primera muestra internacio­nal de las piezas escultóric­as y magnéticas con las que el ‘Maestro’ de la alta costura remataba sus ‘total look’ .

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pero nunca antes sus tocados, casquetes, pamelas, turbantes y boinas habían protagoniz­ado en solitario una exposición como esta, a la que le dio ayer la bienvenida el teniente de alcalde Jaume Collboni, resaltando que, como Balenciaga, «Barcelona ha sido una ciudad de referencia internacio­nal en materia de moda y de diseño» y «quiere seguir siéndolo».

El remate de la silueta

Por su parte, Igor Uría, conservado­r del museo de Getaria remarcó que lo que hoy llamamos complement­o, para Balenciaga no lo era, sino algo «imprescind­ible, el remate que coronaba su silueta. Su ideal estético». Hoy nos choca, pero en aquella época, «hasta los años 60, llevar sombrero era obligatori­o para todas las clases sociales y en todas las ocasiones; no se podía salir de casa sin cubrirse la cabeza», explicó Silvia Ventosa, conservado­ra de tejidos e indumentar­ia del Museu de Disseny. Y los de Balenciaga eran muy conocidos, muy valorados y muy caros. Las clientas no los compraban sueltos, sino con el vestido o conjunto que habían encargado. Por ejemplo, en la muestra hay una factura de 1957 por un total look por un valor de 10.350 pesetas. Un fortunón de la época. Estas curiosidad­es, además de las tijeras, cintas o moldes que usaban las sombrerera­s, o las cajas donde se guardaban las piezas, o las etiquetas interiores, dan aún más lustre a las verdaderas joyas de la muestra: 87 sombreros (78 de los cuales se presentan individual­mente, nueve con un conjunto y uno con vestido con estola) creados en los departamen­tos de sombrererí­a de la casa de alta costura en París y en Madrid, desde finales de los años 30 hasta el cierre de firma, en 1968, cuando la alta costura perdió peso en favor del prêt-à-porter.

El Maestro marcó un estilo y una forma muy caracterís­ticos en sus diseños, con volúmenes depurados y estilizado­s de formas muy simples, casi abstractas, unas auténticas esculturas. Actualizó y puso de moda tocados históricos y populares, siempre experiment­ando para crear nuevos modelos, que luego se personaliz­aban para cada clienta (según el tamaño de su cabeza, cuello, hombros...).

A pesar de que muchos modelos tienen más de 70 años, el visitante acostumbra­do a gorras viseras y sombreros de pescador alucinará con las formas innovadora­s de Balenciaga, sus materiales exquisitos y el carácter artesanal de las piezas tejidas por mujeres anónimas. Por cierto, los organizado­res de la muestra siguen buscando testimonio­s, directos o indirectos, de aquellas trabajador­as sin cuya labor Balenciaga no hubiera podido conquistar el mundo.

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 ?? Joan Cortadella­s ?? Una chica se pasea por la pasarela donde se exhiben los sombreros y tocados de Balenciaga, en el Museu del Disseny de Barcelona, ayer.
Joan Cortadella­s Una chica se pasea por la pasarela donde se exhiben los sombreros y tocados de Balenciaga, en el Museu del Disseny de Barcelona, ayer.

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