Un soplo de aire fresco
‘En un barrio de Nueva York’
Basada en el primer musical de Broadway creado por LinManuel Miranda, En un barrio de Nueva York es una película romántica y ardiente, exuberante y embriagadora, optimista y llena de vida. Transcurre en Washington Heights, vecindario habitado por inmigrantes latinos que el director Jon M. Chu convierte en un inmenso patio de recreo lleno de actividad, y de sonidos y colores que se confunden; un lugar en constante cambio en el que, a lo largo de unos pocos días, un grupo de personajes se enfrentan a la dificultad de integración,
el aumento de la gentrificación, la disminución de oportunidades y la búsqueda de eso que llaman sueño americano.
Mientras los contempla, la película avanza de la mano de las canciones compuestas por Miranda, un surtido que contiene rap, salsa, merengue y soul y transmite una energía contagiosa, y por un ingenioso catálogo de coreografías que evocan a Jacques Demy, a Fred Astaire, a Bob Fosse y a Busby Berkeley. La cantidad de números musicales y de personajes es tal que, pese a los 143 minutos de metraje, las líneas argumentales quedan algo difusas, y lo mismo puede decirse de las alusiones a la
discriminación racista que los inmigrantes sufren. De hecho, la película celebra a la comunidad latina sin ahondar en el mundo real. Es una fantasía llena de personajes esencialmente nobles, melodías que derrochan dulzura y argumentos para convencernos de la importancia de la solidaridad tanto en los buenos tiempos como en los malos, y para animarnos a que salgamos -en cuanto estemos todos vacunados, se entiende- a bailar a la calle. La película perfecta para este momento.