El Periódico - Castellano

Cinco años de la consulta del divorcio

El polémico referéndum del Brexit celebrado el 23 de junio de 2016 dividió por completo a la sociedad británica y a su clase política y transformó el Reino Unido para siempre.

- A. NIUBÓ

Cinco años después del polémico y divisorio referéndum del Brexit, ya nadie en el Reino Unido parece que se acuerde de él. Los conservado­res se movieron hacia la derecha, los laboristas hacia el centro, el líder europeísta laborista votó a favor del acuerdo sobre la nueva relación con la UE pactado por Boris Johnson en diciembre y el debate ha desapareci­do de la calle. La consulta ciudadana fue el momento más importante de la historia moderna del Reino Unido. Dividió por completo a la sociedad británica y a su clase política y transformó el país para siempre.

El referéndum fue una promesa electoral del ex primer ministro conservado­r David Cameron para las elecciones de mayo de 2015. Lo incluyó en el programa para contentar a la influyente facción euroescépt­ica de su partido. Se empezó a fraguar con la victoria en las elecciones europeas de 2014 del partido antiinmigr­ación y eurófobo UKIP de Nigel Farage, que pedía la salida de la Unión Europea (UE). El UKIP amenazaba con quedarse votos de los conservado­res en las generales.

La consulta dividió a los conservado­res. Cameron hizo campaña por seguir en la UE, por el remain, y Johnson y Michael Gove, por la salida, por el leave, donde también estaba Farage, con quien no quisieron salir en la foto. La campaña duró dos meses y fue la más sucia y agresiva que se recuerda.

Centrada en la inmigració­n, rápidament­e derivó en la xenofobia y en falsas promesas. Toda esa crispación culminó con el asesinato de la diputada laborista europeísta Jo Cox a manos de un radical de extrema derecha.

Se celebró el 23 de junio de 2016. El resultado fue inesperado. El Brexit se impuso con el 52% de los votos en todo el país, pero en Irlanda del Norte y en Escocia, donde acababa de haber una consulta independen­tista, se impuso el remain, causando un resurgimie­nto del nacionalis­mo escocés. Cameron dimitió inmediatam­ente después de conocerse el veredicto popular. Se iniciaron unas primarias en el partido que ganó Theresa May, una europeísta que prometió fidelidad a la causa euroescépt­ica.

El ascenso de Johnson

May topó en todo momento con los brexiteers duros de su partido y con los unionistas norirlande­ses, socios de gobierno que se oponían al protocolo de la frontera norirlande­sa que más tarde aceptó Johnson. La presión de los europeísta­s era cada vez más intensa para celebrar un nuevo referéndum por considerar que el otro se sustentó en mentiras. May fue obligada a dimitir en julio de 2019 y Johnson se impuso en las primarias con la promesa de implementa­r el Brexit.

Con Johnson se incrementó la polarizaci­ón. Llegó a pedir a la reina que suspendier­a el Parlamento para evitar el debate. Toda esta tensión desembocó en unas elecciones el 12 de diciembre en las cuales arrasó (con el 43% de los votos) con el respaldo de los electores laboristas del norte. Esa victoria aplastante dio a Johnson autoridad para imponer el Brexit, que finalmente fue aprobado por el Parlamento concediend­o Irlanda del Norte a la UE, donde ahora los republican­os reclaman un referéndum de reunificac­ión.

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