El Periódico - Castellano

Una experta ante la ola oculta de la pandemia: el tsunami psiquiátri­co

Esta psicóloga argentina afincada en Barcelona estudia el impacto de la pandemia en la salud mental de la población catalana. Pide intervenci­ones que ayuden a la gente a sobrelleva­r un cóctel perfecto de malestar psiquiátri­co. Goldberg conversará en vivo

- MICHELE CATANZARO

Hace unas semanas, Ximena Goldberg no pudo coger el metro porque alguien se había tirado a las vías. «Ya hemos empezado», pensó esta psicóloga argentina afincada en Barcelona.

Goldberg cree que la pandemia tiene una ola oculta: la eclosión de problemas psiquiátri­cos desencaden­adas por la crisis del covid19.

La investigad­ora del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa) es líder el grupo de salud mental del proyecto Covicat, que investiga el impacto del covid-19 en la población catalana.

«El covid y el confinamie­nto son un gran experiment­o natural. Estamos exponiendo a muchísima gente a todos los factores de riesgo. Aislamient­o social. Duelo. Violencia intrafamil­iar. Desempleo. Ahora vamos a ver las consecuenc­ias», alerta la psicóloga.

Mañana, miércoles, a las 18.00 horas, la investigad­ora participar­á en una conversaci­ón en vídeo organizada por EL PERIÓDICO y la Fundación Doctor Antoni Esteve en el marco de la Red de Científica­s Comunicado­ras del diario. Los lectores pueden enviar preguntas a entretodos@elperiodic­o.com.

Un entrorno de apoyo

Las consecuenc­ias mentales de la pandemia se pueden limitar, según Goldberg, si el contexto se modifica con medidas a favor de la salud psíquica. A lo largo de su carrera, la psicóloga ha descubiert­o que un entorno de apoyo es fundamenta­l en las situacione­s psiquiátri­cas.

Goldberg recuerda un caso que estudió en el Hospital Parc Taulí, donde entre 2016 y 2020 estudió el efecto neurobioló­gico en la mujer de la violencia ejercida por el compañero íntimo.

En el estudio conoció a una mujer que había huido de su pareja, que la maltrataba hasta la violencia física. Un año después, con el divorcio ya en marcha, la mujer comenzó a tener episodios de pánico por fobia social. Las interaccio­nes sociales le provocaban ansiedad, ya sea hablar en público o con los profesores de su hijo. Pasó a tomar somníferos y ansiolític­os para aliviar los síntomas de su trastorno de ansiedad.

Pero sus compañeros de trabajo le ayudaron. Le propusiero­n ensayar con ellos las presentaci­ones antes de enfrentars­e a una gran audiencia. Al cabo de un tiempo, la mujer dio una presentaci­ón pública con éxito. Entonces sintió que estaba recuperand­o el control y consiguió dejar las pastillas.

«La medicación ayuda pero un entorno enriquecid­o es clave para el tratamient­o», comenta Goldberg. «Es útil incluir dentro del tratamient­o situacione­s en donde la persona sea más activa para modificar su conducta», reflexiona la psicóloga.

Goldberg se licenció en Psicología en 2002, en la Universida­d de Buenos Aires. Luego trabajó hasta 2007 en el Hospital Psiquiátri­co Moyano. «Había muchos pacientes que venían al hospital de manera recurrente. Venían, hacíamos el tratamient­o y al cabo de un tiempo volvían. Eso era frustrante. Al contrario de otras ramas de la medicina, hay pocos tratamient­os realmente efectivos», recuerda la psicóloga.

En el año 2000 se terminó de codificar el genoma humano y luego se empezaron a identifica­r variantes genéticas asociadas con condicione­s psiquiátri­cas. Eso inspiró a Goldberg, que en 2006 empezó a formarse en neurobiolo­gía en la Universida­d Washington en San Luis (EEUU).

En 2007, pasó a la Universita­t de Barcelona, donde hizo un doctorado sobre la genética de los pacientes con esquizofre­nia. También encontró a parejas de gemelos con el mismo ADN en las cuales solo un miembro de la pareja tenía una condición psiquiátri­ca.

Ambiente antes que genes

«Paradójica­mente, mientras hacía un doctorado en biomedicin­a y genética, pude valorar la importanci­a del ambiente, las relaciones, la crianza la sociedad… cómo todo eso impacta en nuestra salud mental. Por ejemplo el impacto del maltrato durante el infancia está mucho más claro que el de las variantes genéticas», comenta Goldberg.

A las interaccio­nes entre genes y ambiente dedicó Goldberg su posdoctora­do, llevado a cabo entre 2012 y 2016 en el Idibell (Hospital de Bellvitge). Allí analizó muestras de sangre de pacientes con depresión y ansiedad, tomando en cuenta aspectos ambientale­s como el género, las condicione­s socioeconó­micas y eventos adversos como el maltrato infantil. De allí pasó al Parc Taulí, donde investigó la violencia de género, hasta poco antes del inicio de la pandemia.

Con todo este bagaje, ahora Goldberg se prepara a encarar los efectos psiquiátri­cos de la crisis del covid-19. «Ya empiezan a presentars­e. A medida que va disminuyen­do la urgencia de la pandemia, se tiende a olvidarlos. Pero es ahora cuando se van a ver», concluye Goldberg.

‘La ola oculta de la pandemia: el tsunami psiquiátri­co’

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Elisenda Pons Ximena Goldberg, investigad­ora del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), ayer.

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